Disney Plus ha colgado una muy interesante miniserie que apelará especialmente a los fans de Homeland (o de su primera temporada, dado que, a partir de la segunda, la cosa empezó a ir cuesta abajo). El punto de partida es más o menos el mismo: dilucidar si alguien es quien dice ser o si, por el contrario, se trata de un sujeto potencialmente peligroso. Si en Homeland se trataba de averiguar si un militar norteamericano prisionero de los islamistas (y convertido al Islam) era un héroe que regresaba a su país o un topo de los talibanes cargado de aviesas intenciones, en The veil (El velo, aquí rebautizada como Red de mentiras) la cosa consiste en averiguar si una mujer árabe es la víctima que asegura ser o la líder de una facción especialmente criminal del Daesh.
Adilah El Adrissi (Yumna Marwan) se pudre en un campo de refugiados en la frontera entre Siria y Turquía, donde casi la linchan porque unas mujeres la acusan de ser la responsable de una canallada que acabó con la vida de sus hijos, hasta que recibe la visita de la representante de una supuesta ONG, Imogen Salter, que es, en realidad una agente del MI6 británico (Elisabeth Moss, a la que descubrimos hace años en Mad Men ejerciendo de ratita sabia en una muy machista agencia de publicidad del Manhattan de los años 60). Imogen la saca de ese infierno, se la lleva a su París natal y establece con ella un peculiar juego del gato y el ratón destinado a averiguar si hay que dejarla en paz o meterla en la cárcel, juego que se prolonga durante los seis episodios de la serie. Cuenta para ello con la ayuda de Malik (Dali Bensalah), agente de los servicios secretos franceses que es también su amante, mientras soporta las injerencias prepotentes de Max Peterson (Josh Charles), un elemento de la CIA que considera a sus homólogos franceses una pandilla de vagos e inútiles y que no se fía de los ingleses porque se resisten a ejercer de comparsas del imperio: el tipo resulta especialmente irritante y cumple a la perfección todos los requisitos de eso que los propios gringos, en un extraño ataque de autocrítica, suelen definir como The ugly american (El americano desagradable).
Diálogos excelentes
Evidentemente, no les voy a decir si Adilah es inocente o culpable, pero sí que su relación con Imogen va evolucionando episodio a episodio hacia una extraña amistad que no deja de estar cargada de sospechas y recelos. El mano a mano actoral entre Elisabeth Moss y Yumna Marwan es de quitarse el sombrero: la actitud pasivo agresiva de la musulmana y el carácter aparentemente errático de la británica generan un contraste que te impide apartar los ojos de la pantalla, no te fueses a perder nada de sus fascinantes conversaciones, que empiezan en el campo de refugiados y continúan en Estambul, París y Londres, siempre monitorizadas por el muy molesto señor Peterson.
En The veil, la acción no es trepidante, pero sí de una tensión constante, y los diálogos son excelentes. El creador de la miniserie es un viejo conocido, el inglés Steven Knight, creador de Peaky blinders, guionista de la película de David Cronenberg Promesas del este (2007) y escritor y director de la claustrofóbica Locke (2013), entre otras piezas de mérito. Con The veil ha conseguido darle una ingeniosa vuelta de tuerca a la primera temporada de Homeland, acentuando el factor humano sin por ello perder las tradicionales virtudes del thriller de espías. Y Elisabeth Moss, por su parte, se confirma como una de las actrices más sólidas de su generación, ideal para interpretar personajes peculiares, a veces con un punto de fuga (o dos), que te mantienen enganchado a la pantalla. Tengo mucha curiosidad por ver qué hace con la inquietante novela de la española Virginia Feito (escrita en inglés) La señora March, cuyos derechos adquirió hace un tiempo con la intención de dirigir y protagonizar un largometraje basado en ella. En cuanto al señor Knight, quedo a la espera de su próximo proyecto, sea el que sea.