Judith Colell (Sant Cugat del Vallés, 1968) está de estreno por partida doble. El más reciente, el de su película 15 horas, un film que retrata el infierno del maltrato. El otro es de hace unos meses, cuando alcanzó la presidencia de la Acadèmia del Cinema Català.

Con motivo de este último cargo que ostenta, Crónica Global tuvo una conversación con ella para hablar de los principales retos que comporta el puesto. Con su junta ya formada, ya ha hecho algunos eventos como las conversaciones entre el ente y la academia del cine español, donde ejerció de vicepresidenta del 2011 al 2017.

Objetivos

La cineasta está curtida en esto de implicarse en instituciones por la defensa del cine. Ella misma cree que son plataformas necesarias y útiles para reforzar el peso de la cultura en el país.

La directora tiene claro que en su mandato quiere abrirse al diálogo, reforzar la potencialidad del cine hecho en Cataluña, “sea en el idioma que sea”, y que llegue al mundo de la educación, buscando un acuerdo con el Govern.

Los miembros de la junta de la Acadèmia del Cinema Català

--Pregunta: ¿Cómo vive estos primeros meses al frente de la academia?

--Respuesta: Han sido una locura. El cambio de presidencia generó mucho interés por parte de los medios, lo que es bueno, porque si se habla de nosotros, se habla del cine catalán. Y ha sido tiempo de los primeros contactos: con la SGAE, con la consejería, con TV3, con los patrocinadores. Hay mucho trabajo a hacer en los primeros contactos. También hemos arrancado las comisiones en las que queremos que los académicos se impliquen. Tenemos la de educación, abusos, de memoria. Sólo pudo parar el mes de agosto.

--¿Cómo es la relación con las estructuras públicas?

--La academia es una asociación privada sin ánimo de lucro con 530 socios, que esperamos ser más, que no dependemos de nadie. Tenemos ayudas puntuales como cualquier academia, y ya.

--¿Y cómo ve la salud del cine catalán?

--Mala. No por talento, porque hay muchísimo y ahí están las pruebas. Este año fuimos al festival de Cannes con una película catalana [Libertad], en el festival de Locarno Neus Ballús ganó premio; en el de Málaga, Agustí Vilallonga, Carol Rodríguez. Ha habido un descenso importante de inversión en los últimos diez años. Hace 10 años, TV3 estaba mucho mejor y nosotros necesitamos a la televisión pública, como también se necesita a TVE. En estos momentos, TV3 está endeudada, no tiene suficiente dinero y no puede invertir tanto. La gente es la misma y está, pero sucede esto. Y hace falta creerlo, creer que el cine es una pata fundamental de la sociedad y del país. El cine debería ser una estructura de Estado que no dependiera de quién va o viene. El audiovisual marca totalmente la educación. La influencia en los chicos es tanta que hace que cambiemos incluso nuestras costumbres, ahora celebramos Halloween, por ejemplo. La lengua. ¿Tan difícil es de entender? ¡Es que es evidente!

--¿A qué cree que se debe esta desconfianza? ¿Se ha dejado de apostar por la cultura?

--Ha habido un poco de desidia. No sólo por parte de los consejeros, sino una desidia general. También necesitamos que el público apueste por nosotros y hemos de seducirlo. Hemos de apostar por decirle a la gente que nuestro cine es bueno, que lo vean. No puede ser que vayamos con este orgullo de país y no vayas a ver tu cinematografía, que es fantástica. Ahora, si sólo ves cine norteamericano no la encontrarás tan fantástica. Por eso, es indispensable la educación. Si desde muy jovencitos nos acostumbramos a ver otro tipo de cine, evidentemente gustará. Si sólo lees libros infantiles, no entenderás a García-Márquez. Si tú ves Marvel, no entenderás el otro cine. Y una cosa no excluye la otra. Se han de ver películas de entretenimiento y todo tipo de cine.

--¿Sería importante introducir el cine de forma transversal en las escuelas para usted?

--Yo lo veo así, pero debe haber voluntad de hacerlo. Hemos de vigilar porque los niños no dejan de ver audiovisual. ¿Pero cuál? Birrias. Marvel no creo que sean birrias porque están muy bien hechas, pero ven auténticas birrias, ¡al final se acostumbrarán a que el lenguaje audiovisual es esto! ¡No, hombre, no!

Judith Colell comparte su opinión para Crónica Directo / LENA PRIETO

--En esta mala salud del cine y en este consumo masivo, ¿cuánto daño han hecho las plataformas?

--No me enfrento para nada con las plataformas. Me parecen fenomenal, están muy bien, han reducido la piratería, lo que es fantástico; la gente consume más audiovisual, lo cual supone más trabajo para nosotros, y no sólo por hacer series. No me parecen mal. Me gustaría que apostaran más por otro tipo de cine, aunque lo hacen de vez en cuando, que apostasen por las lenguas minoritarias como es el caso del catalán… No podemos anclarnos en el pasado. Las salas de cine no desaparecerán y hemos de hacer para que no desaparezcan. Hemos de adaptarnos a lo que hay.

--Hablando del catalán. ¿La Acadèmia apuesta más por el cine en catalán o de cualquier idioma?

--La academia apuesta por el cine hecho en Cataluña con equipos catalanes, puede ser en la lengua que sea. A mí, lo que me preocupa más por la mala salud que tiene es el cine en catalán. Pienso que es una pena que lo estemos perdiendo. Hace 10 años en el festival de San Sebastián había cinco películas catalanas en competición, tres de ellas en catalán: Elisa K, Pa negre y Bicicleta, Cullera, poma. Pues sinceramente, a mí me da pena ver que cada año tenemos menos películas en catalán o ver alguna película o serie en la que todos hablan en castellano cuando lo normal es que hablen en catalán o que mezclen ambas lenguas. Las lenguas minoritarias son complicadas. En Dinamarca ruedan las películas en danés y en inglés sin problemas, pues aquí igual.

--¿Y qué relación tiene la Acadèmia con el doblaje?

--A mí no me gusta el doblaje, pero ya se me tiraron todos encima. Es por el respeto al trabajo del actor. El 50% del trabajo de un actor es su trabajo de narrado, de tono. Aquí somos buenísimos y es bestial el trabajo que hacen los dobladores. Y la tontería esta de que no van al cine al leer, ¡pues no vayas al cine! ¡Ve al rincón de pensar y piensa! Es acostumbrarse. Y hay un trabajo de respeto al actor y a uno mismo por ver la obra. El doblaje, por eso, nunca dejará de existir. Y hay otra cosa muy importante que nos deberíamos plantear: ¡el doblaje fue una imposición del franquismo, punto! En ningún país pasa esto. El doblaje seguirá existiendo en las películas infantiles, en los videojuegos, la animación. ¡Acostumbrémonos a ver las películas en versión original que seremos un país de primera, no de tercera!

--Ante este panorama, ¿cuáles son los retos a los que debe hacer frente el cine catalán?

--Intentar revertir las cosas para que la gente no se tenga que ir a Madrid porque hay más trabajo. Que tengamos muchos rodajes. Las instituciones parece que tienen muy buenas intenciones en este sentido. Por otro, conseguir un pacto de educación. Hablar con la consejería para que en las escuelas se incorpore la materia del audiovisual y que en las escuelas se conozca un poco el cine catalán, porque creará nuevos públicos. Seguir con el ciclo Gaudí para que se vea fuera. Y, por supuesto, abrir la academia, y que los académicos se sientan más implicados. Y hacer la Acadèmia más grande, tiene que ser potente, tener fuerza.

--Habla del pacto educacional. ¿Ve viable que el cine entre en las escuelas?

--Yo creo que sí. La consejera en su día tenía predisposición. Hay que ver cómo se hace. Luego está el tema de los premios Gaudí, queremos dotar de presupuesto las residencias de guion, hacer actividades para académicos para que gente de fuera venga a hacernos masterclass

--Otro tema que cita es el traslado a Madrid. ¿A qué se debe?

--A que las plataformas se han instalado allí. Hemos perdido empuje, pero a ver cómo lo compaginamos.

Judith Colell después de la hablar con Crónica Directo / LENA PRIETO

--Y usted, ¿cómo compagina la presidencia con su trabajo como directora?

--Y docente y directora del grado de comunicación audiovisual de Blanquerna… No lo sé. Eso es mi trabajo, esto de la Acadèmia es voluntario porque no cobras nada, pero he estado años en la academia española de cine. Cierto que es más trabajo del que esperaba, pero no es desquiciante. Formar parte del sector es importante, sabes cómo está la radiografía y lo que debemos resolver.

--Usted es presidenta, directora de cine. ¿Cómo ve el papel de la mujer en la industria del cine?

--Mal, porque no acaba de subir el porcentaje. Parece que haya un boom de directoras, pero luego ves las cifras y sube un 2-3%, queda mucho para llegar al 50%. Y si miramos los presupuestos, los de mujeres son muy pequeños. Si te fijas, la mayoría son primeras películas.

--¿Todavía cuesta mucho más presentar un proyecto a los productores siendo mujer?

-- Yo no me he encontrado nunca con ningún obstáculo. Claro que hago películas pequeñas, si hiciese cine de terror, no sé. El problema es que hay un techo de cristal que nos ponemos nosotras mismas. Hay muchas mujeres que ni se lo plantean, en la misma facultad, donde además tengo más mujeres que hombres y luego no veo que haya más chicas que dirijan. Otro problema es que las niñas y jóvenes apenas tienen referentes femeninos, si no es una cosa normalizada nadie se plantea que pueda hacerlo.

--Por último, ¿una Academia de cine se ha de mojar políticamente?

--No. Una academia representa a sus académicos y no académicos y hay de todo: gente de derechas, de izquierdas, de centro, independentistas, no independentistas, provacunas, antivacunas. Mi ideología la he expresado públicamente antes de ser presidenta, pero representaré a todos mis académicos. Esto lo discutimos mucho con nuestra junta: todos podemos tener nuestras ideas personales, pero no nos debemos posicionar políticamente.

--¿Ha recibido presión para que se posicione?

--No, ni una. Me sabría muy mal, la verdad. Además, todos saben quién soy, qué pienso, pero en estos momentos no soy yo, soy la presidenta de la Acadèmia y si llevo una presión diré que represento a todos.