Mina El Hammani ha visto su trayectoria reconocida. La actriz de 28 años ha recibido el premio Nuevo Talento en los MiM Series "por su sensibilidad en todos los roles que interpreta o dirige, donde la diversidad social y cultural prevalece siempre como símbolo de distinción y grandeza”.

La joven madrileña con ascendencia marroquí debutó en la televisión interpretando a Nur en la serie de Telecinco El Príncipe. Solo un par de años después, logró su primer papel protagonista en la serie diaria Servir y proteger, donde permaneció durante toda la primera temporada. Sin embargo, su salto definitivo vino de la mano de Netflix cuando se incorporó al reparto de Élite, la serie de éxito mundial en la que encarnó a Nadia Shanaa.

Salto mundial

Poco después de hacerse mundialmente conocida gracias a la plataforma de streaming, Mina interpretó a Elvira en El Internado: Las Cumbres, donde, por primera ver, dejaba de hacer personajes que estuvieran marcados por su origen árabe. En paralelo, este mismo año ha debutado en el Festival de Mérida interpretando a Yocasta en Edipo a través de las llamas, una función de teatro dirigida por Luis Luque.

Cansada de que la llamen solo para papeles centrados en su procedencia, Mina da un golpe sobre la mesa: "Quiero seguir avanzando y contar otras cosas totalmente distintas que no tengan nada que ver con mi origen". La actriz repasa su trayectoria en Crónica Directo y se muestra crítica con el mundo de la interpretación. "Si la industria se tiene que cambiar desde dentro, nos metemos", asegura. Por eso, ya cuenta con su propia productora y ha debutado como directora de su primer corto.

--Pregunta: Le dan el premio "por su sensibilidad en todos los roles que interpreta o dirige, donde la diversidad social y cultural prevalece siempre como símbolo de distinción y grandeza”. ¿Se siente identificada con la definición?

--Respuesta: Sí. Todos los personajes que he creado han sido desde la verdad absoluta y la necesidad de contar lo que necesitaba ese personaje en concreto. Me he comido la cabeza muchísimo en mi casa, he analizado a los personajes, he querido entenderlos de la mejor manera posible y me he recreado también a mí misma si yo estuviese viviendo esa situación cómo sería. Ha habido una parte emocional muy grande.

--¿Qué importancia le da a la diversidad social y cultural?

--Le doy toda la importancia que se merece y que necesita ahora mismo la industria. Cuando hablamos de diversidad lo que yo intento es abrir este camino. Llegaremos a esta diversidad cuando vayan saliendo personajes que no tengan absolutamente nada que ver con el origen del actor. Eso es la diversidad real. Tenemos que llegar a ese punto de inflexión que ya hace falta y que estamos pidiendo muchas personas. Si no me quiero encasillar yo, no espero que me encasillen, obviamente.

--Últimamente ha hecho papeles muy diferentes.

--Yocasta es el último personaje que he hecho con la obra de teatro Edipo. Tenemos a una Tiresias que China, tenemos a un mensajero que es negro... eso es maravilloso. Yo eso lo había visto antes en el Reino Unido, pero aquí no. Y Luis Luque ha venido y lo ha hecho posible. Después de Élite he hecho solo a a dos personajes, al fin y al cabo, Yocasta y Elvira en El internado. Con Elvira por fin interpreto a una chica española que no tiene absolutamente nada que ver con mi origen real. Para mí eso es lo virtuoso y lo valioso. Quiero seguir por ese camino y quiero seguir avanzando en personajes que no tengan absolutamente nada que ver conmigo. Y si tienen algo que ver conmigo, que sea algo que yo no he hecho.

--¿A quién le dedicará el premio?

--Lo tengo clarísimo. Mi padre se fue hace unos meses y desde luego que este premio va al 100% por él. Quiero que vea que ha dejado el legado de su hija en buenas manos, que está tranquila, está trabajando y se lo están reconociendo. Yo creo que estaría superorgulloso.

--Un premio que reconoce su trayectoria. ¿Cómo recuerda sus inicios?

--Fueron maravillosos y los recuerdo con mucho cariño a día de hoy. Había una cuestión de supervivencia también conmigo misma, de ir cumpliendo metas, de ir avanzando. No sabía qué me iba a deparar el futuro, pero en esos momentos que cogía el autobús y tenía media hora hasta llegar al centro, me quedaba imaginando cómo sería trabajar y crear un personaje. Me siento muy orgullosa de mí misma porque nunca he permitido que nadie entrara en mi camino o me metiera esos pensamientos negativos de que no iba a poder.

--Se hizo mundialmente conocida con ‘Élite’. ¿Es el proyecto que más ha marcado su carrera?

--Sí, por supuesto. Al final estoy también aquí por Élite. Estamos hablando de Netflix, una plataforma a nivel mundial, de una produccción que cayó en el momento adecuado porque hacía muchísimos años que no había una serie adolescente. Para mí, los personajes de Élite tienen mucho trasfondo. Estuvimos trabajando un mes durante cada temporada, ocho horas diarias, en una sala de ensayos. Eso en algo audiovisual no suele pasar. Lo hemos cogido desde el mayor respeto por contar de la mejor manera posible los conflictos de estos personajes. Ha sido la serie que me ha dado el salto, pero también una experiencia espectacular a nivel interpretativo.

--Gracias a las plataformas de ‘streaming’, la ficción española está llegando a todo el mundo y logrando prestigio. ¿Cómo se siente?

--Estoy orgullosa porque te vas fuera y valoran muchísimo el talento que hay aquí, directores, productores, equipo técnico... es un trabajo enorme. Lo que pasa es que tenemos que tenerlo en cuenta nosotros mismos cada día, admirarlo y respetarlo. Está muy bien ver lo de fuera y decir que es maravilloso, pero cuando pasa aquí también hay que admitirlo y decirlo. La casa de papel, por ejemplo, creo que ha sido un salto enorme para la ficción española, para que productoras o más gente de fuera apueste por el talento de España, sigamos trabajando y sigamos creciendo entre todos y todas.

--En una de sus últimas entrevistas dijo que después de Élite tuvo que acudir a terapia. ¿Cómo lo vivió y cómo se encuentra ahora?

--Sí, yo creo que ha sido lo más sano también que tenía que hacer. Si no hubiese hecho Élite, seguramente también habría ido, porque la sociedad está como está y deberíamos ir todos. Ojalá la Seguridad Social ponga las medidas necesarias para que las personas que no tienen recursos para pagar un psicólogo o algo de terapia tengan las herramientas. Creo que es importante. Pero para mí ha sido fundamental y es fundamental a día de hoy todavía cuidar también la salud mental. Es algo que me alegro de que se esté hablando ahora, pero que no espero que no sea una moda. Esto es algo que influye absolutamente a todos y que nos va a conocer más como personas y vamos a entender más cosas que antes.

--Su último personaje ha sido de teatro. ¿Se siente más cómoda en la televisión o en el escenario?

--En ambos siempre. Yo solo quiero crear personajes y me da igual el medio. Sí que es cierto que el personaje de Yocasta vino en un momento que yo necesitaba hacer teatro. Llevaba muchos años haciendo audiovisual y estar inmersa en un proyecto donde tienes una hora y veinte de recorrido, donde nada se te corta y tienes que afrontar y darlo todo al cien por cien, para mí fue fundamental. Pero yo soy de las que piensa que ambos son totalmente valiosos, muy complicados, cada uno tiene su método, su forma y es un reto constante cada día.

--¿Qué tiene el teatro que le hizo buscarlo?

--De repente te metes en esa historia y no hay fallo. Y si hay fallo, que es lo que me gusta también que pase, se centra en cómo lo resuelves tú en ese momento. No hay trampas. Al final en audiovisual tienes tomas y, si de repente te lías con una frase, te cortan y vuelves a retomarla. En el teatro eso no pasa. También hay días en los que estás cien por cien conectada, sales y sientes que te has olvidado de ti misma. Eso es lo mejor que te puede llegar a pasar en esta profesión porque flotas. El teatro es el aquí y el ahora, pero al cien por cien.

--Hace poco se estrenó como directora con su primer corto. ¿Tiene pensado hacer producciones más grandes?

--Sí, es el siguiente paso que tengo con mi socia. Quiero formarme en la parte más técnica de la dirección, que es algo que me gusta mucho. El corto lo hice desde la experiencia que me iban aportando los directores con los que he ido trabajando y salió muy guay. Sobre todo quería tener un equipo que estuviese muy a gusto, como cuando empiezas con la ilusión de querer ser actor, actriz o director de fotografía. Yo quería volver a generar eso porque tengo la sensación de que en proyectos se pierde. Una vez esté más formada, tiraremos por cosas más grandes para llegar a más gente.

--Hasta ‘El internado’ estuvo interpretando personajes en los que destacaba su origen. ¿Hacia dónde quiere enfocar su carrera ahora?

--Me han llegado muchos personajes que no he querido hacer porque era encasillarme en algo con un conflicto muy parecido. No me siento con ganas de hacerlo. No por nada, sino porque ya está hecho, ya he disfrutado de ese proceso y ahora quiero seguir avanzando y contar otras cosas totalmente distintas que no tengan nada que ver con mi origen. Yo siempre voy a ser coherente conmigo misma y no voy a hacer un trabajo que no quiero hacer. Nunca voy a hacer un personaje por la pasta, porque si no me hace feliz, prefiero estar en mi casa o poniendo copas. Jamás en la vida se me van a caer los dedos. Me dedico a esto y necesito crear personajes porque me gusta, pero lo otro ya no; tampoco quiero darle el gusto. Al final solo te llaman para hacer este personaje, ni siquiera me proponen otro tipo de castings. Mírame, ten la opción de verme en un personaje que se llame Pepita y es de Albacete, por ejemplo, puedo hacerlo. No sé qué miedo habrá. Si me llaman para personajes de origen árabe, podría optar a otros.

--¿Lo vive como una discriminación?

--Lo vivo injustamente. Tú estás decidiendo por mí encasillarme en algo de lo que yo no estoy de acuerdo. Yo sé perfectamente que puedo hacer otra cosa totalmente distinta, y no me das la oportunidad. Hay un sacrificio detrás de los que están trabajando en esto, un gasto emocional muy grande. Mi familia no quería que me dedicara a esto y yo he seguido erre que erre. Al día siguiente de que falleciera mi padre yo estaba rodando. Le tengo mucho respeto a esta profesión y es algo que a mí me hace muy feliz. Lo que no voy a permitir es que se me encasille en un personaje cuando yo sé perfectamente quién soy y qué es lo que puedo aportar a los personajes. Si yo quisiera trabajar ahora, lo estaría haciendo, pero me estaría encasillando y dejaría que la industria me manejara, y no me da la gana. Por eso también monté la productora, para empezar a focalizar. Si la industria se tiene que cambiar desde dentro, nos metemos.