La serie de ciencia ficción Estoy vivo, producida por Globomedia y RTVE, estrenó este miércoles 2 de junio su episodio número 12 de la cuarta temporada. En esta nueva entrega, donde el inspector Márquez junto a su familia y amigos luchan contra la Hermandad que puede desequilibrar la vida en la Tierra, dejó al descubierto un fallo lingüístico respecto la variedad idiomática de Georgia.
Los georgianos, que en este doceavo episodio de la nueva temporada se presentan como mafiosos al más puro estilo de la Bratva rusa, hablan su propio idioma con alfabeto diferenciado: el georgiano. No obstante, durante el interrogatorio en la comisaría de Márquez y la llegada de Irina, la canguro del país caucásico del hijo de la policía forense, como traductora para los asesinos a sueldo que ha enviado la directora de la Hermandad, Elena Gamboa, el idioma utilizado es el ruso. Algo que no ha gustado a parte de la comunidad georgiana en España, teniendo en cuenta las guerras entre Georgia y Rusia que han dejado en manos de la última los territorios de Abjasia y Osetia del Sur.
Kakheti habla en georgiano
Podría pensarse, no obstante, que los representantes de Georgia en la serie Estoy vivo proceden de estas regiones de habla predominante rusa y controladas por el gobierno de Vladimir Putin. Pero ahí es donde se produce el fallo de documentación en el serial de Televisión Española: tanto la canguro como el asesino a sueldo dicen proceder de “la región de Kakheti, cerca de Tbilisi --Tiflis, capital del país--”.
Kakheti, región de producción vinícola, utiliza el georgiano como idioma principal e incluso, tras consultar a algunos miembros de la comunidad del país caucásico en Barcelona, descubrimos que el ruso no tiene gran aceptación en este territorio. Esto ha sido omitido en la serie de TVE, donde se ha dado por hecho que Georgia es fundamentalmente rusófila, probablemente por haber formado parte de la Unión Soviética entre 1922 y 1991 y ser el lugar de nacimiento de uno de los principales líderes comunistas de esta: Iósif Stalin (Gori, Georgia, 1878). También es cierto, no obstante, que a raíz de los años de pertenencia a la URSS el ruso impera como segunda lengua, similar a lo que sucede en Europa con el inglés, aunque de una forma más impositiva.