Después del éxito mundial de Pulseras Rojas, el escritor, guionista y director Albert Espinosa regresa a la pequeña pantalla para presentar su nueva serie, Los Espabilados, una producción muy impactante de Movistar+ que está llena de luz y ternura.

Los espabilados cuenta la historia de Mickey L’Angelo, Yeray, Guada, Samuel y Lucas, unos jóvenes especiales que se escapan de un centro psiquiátrico en busca de su lugar en el mundo. A pesar de sus diagnósticos clínicos, estos cinco amigos se enfrentan a la vida con humor y valentía porque en su interior tienen claro que es la sociedad la que está enferma; no ellos.

Albert Espinosa recupera una historia personal que vivió cuando estaba en el hospital y reflexiona sobre "la lucha de tantos niños encerrados injustamente en el mundo".

--Pregunta: ¿Cómo nace Los Espabilados?

--Respuesta: Nace cuando yo tenía 14 años y tenía cáncer, que es la historia que conté en Pulseras Rojas. Cuando yo estaba en el hospital, los chicos de la planta de arriba de la mía me tenían muy fascinado porque tenían enfermedades mentales y se hacían llamar los espabilados.

--¿Qué te explicaban?

--Siempre contaban historias de que se escapaban y había un detective que los iba a buscar. A mí me parecía una historia fascinante porque eran unos chicos con mucha fuerza y energía, y eran más listos que el resto. Yo no entendía por qué estaban encerrados en un hospital, y ellos decían que querían poder elegir si estar allí o no.

--Primero fue el libro.

--Sí, esa historia del grupo de chicos la transformé en el libro Lo que te diré cuando te vuelva a ver, que es en el que se inspira la serie, y me documenté yendo a hospitales psiquiátricos infantiles e investigué un poco. La idea nace de experiencias reales, no propias, pero sí compartidas, de una planta de hospital a otra. Y los personajes están basados en aquellos chicos que conocí.

--¿Te llegaron a explicar por qué se hacían llamar los espabilados?

--Ellos opinaban que eran chicos que tenían una inteligencia diferente. Ellos siempre decían que veían las cosas de una manera diferente y que eso les causaba problemas. Al final hay gente que no entiende la diferencia y el caos y quiere que todo el mundo sea igual. Ser espabilado es tener una personalidad propia, tomar decisiones, decidir qué quieres y qué no quieres hacer y, a veces, con 14 o 15 años ya tienes muy claro qué cosas quieres, pero la sociedad no te lo permite.

--¿Por qué?

--Quizá tus comportamientos son un tanto diferente al resto. Muchos niños acaban en un centro psiquiátrico por culpa de adultos estropeados que no saben entenderlos. Ellos siempre decían que eran muy espabilados y se podrían escapar de allí.

 

 

Trailer de 'Los Espabilados' / MOVISTAR+

--¿A qué te refieres con "adultos estropeados"?

--Yo creo que muchos padres de niños tienen problemas porque de alguna manera les han pasado cosas a la vida y quizás no las han solucionado. Esta misma gente tiene la potestad de poner a su hijo en un centro psiquiátrico o en un centro de ayuda al menor. Esto me parece una contradicción, porque si tú tienes unos problemas que hacen que tu hijo tenga otros problemas, al final los tiene por culpa de un adulto estropeado.

--¿Tendrían que decidir los propios niños?

--Sí. Muchas veces hemos conocido en estos centros a padres y madres que realmente creo que eran ellos quienes deberían estar haciendo terapia, no los hijos. Los niños simplemente actúan así como una forma de escapar de los problemas que su padre tendría que solucionar y, como no los ha solucionado, está estropeado. Esas personas no deberían tener la potestad de decidir por su hijo. Al final a estos niños les están medicando y tienen una falta de libertad muy grande. Yo creo que deberían poder elegir si quieren estar allí o no.

--Con pocas palabras, ¿cómo definirías a ese grupo de los espabilados que conociste en el hospital?

--Yo creo que eran energéticos. Tenían una fuerza única y eran muy resilientes. Además, los recuerdo con mucha ternura.

--Te documentaste antes de escribir la historia.

--Sí. En el proceso de escritura yo quería ver el punto de vista de los médicos, de los celadores, de los enfermeros... Tuve la suerte de conocer a tres doctores en Galicia que me abrieron las puertas de sus centros y pude estar con ellos, investigar, preguntar y nos sirvió mucho para ver que la realidad no se alejaba mucho de la historia que quería contar. Yo quería enfocarlo en una aventura de esos niños y cómo ven ellos su escapada, no los padres ni los médicos, pero sí que quería tener una visión global.

--¿Los actores también lo hicieron?

Sí. Cuando estábamos a punto rodar visitamos centros psiquiátricos infantiles en Barcelona para hablar con los niños y los actores pudieron ir a conocerlos. Al equipo de guión y dirección nos sirvió para recibir sus consejos respecto a cómo estaba escrito y las enfermedades que tratábamos. Fue muy intenso.

Escena de la serie 'Los Espabilados' / MOVISTAR+

--Los actores son muy jóvenes, ¿cómo les seleccionasteis?

--Para mí era fundamental que los chicos tuvieran la edad que interpreta. Últimamente en las series, chicos de 25 años interpretan a adolescentes de 17 y los que tienen 17 hacen ver que tienen 14. Con lo cual, cuando ves la serie no acabas de entenderla porque tú con su edad no eras así. Buscamos chavales de 11, 12, 13 y 14 años que tuvieran esa edad. Hicimos un casting de casi 2000 niños o 2500 y ahí encontramos a los chicos.

--¿Qué características tenían que tener?

--Buscábamos que, aparte de buenos actores, fueran buenas personas para que empatizaran mucho con los personajes. Yo creo que la bondad es una elección que hace que tengas tus fronteras mentales muy abiertas. Ellos comprendían mucho a lo que se estaban enfrentando porque directamente no tenían fronteras mentales. Les venía sin tener ningún background anterior y eso hizo que empatizaran mucho con la historia. Yo sabía que, si eran muy jóvenes, pero muy buenas personas y muy empáticos, entenderían lo que queríamos contar.

--No tienen más de 14 años, pero en muchos momentos de la serie actúan como más adultos.

--Es parte del viaje que emprenden. Tienen la misma edad cuando empieza y cuando acaba, pero intentamos explicarles que el viaje les había cambiado y que al final son ellos los que toman sus propias decisiones, y eso lo cambia todo. Cuando tú decides, llegas a un grado de más madurez y quizás se notaba en sus en sus rostros. Ya no nos parecían aquellos chavales pequeños y desvalidos, parecían mayores. La serie es muy fantasiosa y muy imaginativa porque es el punto de vista de unos niños. Si lo contáramos desde el punto de vista de los médicos o de los padres sería otra cosa.

--¿Por qué es un tema tabú hablar sobre las enfermedades mentales?

--Yo creo que porque la gente le tiene miedo. En general los miedos son dudas no resueltas. Si no te resuelven una duda tienes miedo y lo que intentamos con esta serie es resolver dudas, que la gente pueda tener una visión de lo que es eso.

--Existen muchos estereotipos.

--Cuando se habla de trastornos psiquiátricos todo mundo piensa en esquizofrenia, bipolaridad, depresión... pero aquí intentamos no utilizar ninguna palabra para definirlos porque ellos mismos no piensan que tengan estas enfermedades. Con lo cual, cuando acaba la serie es muy difícil saber qué tienen. En algún momento se va diciendo, pero ellos nunca lo aceptan como propio. Al final es la idea de que son niños con diferencias, pero no dejan de ser niños y quizás deberíamos tratarlos como lo que son, no intentar que se asemejen todos entre ellos. Porque cada uno demuestra diferentes reacciones a problemas que les aportan los adultos.

Escena de la serie 'Los Espabilados' / MOVISTAR+

--¿Querías huir de la catalogación de las enfermedades?

--Sí. Nosotros sabíamos qué tenían todos. En algún momento de la historia algún médico sí que lo dice, pero yo creo que al final cuando hablas con ellos, ninguno cree que tenga esa enfermedad. Entonces, yo creo que si colocábamos la etiqueta y decíamos su diagnóstico, llegaría un momento en que verías la serie de otra manera y te quedarías con eso. También lo bonito es luego leer el libro, que te ofrece todo lo que quizá te crea una duda en la serie y sirve como un añadido, como una extensión paralela diferente.

--En cada capítulo cada uno de los chicos hace un monólogo.

--Todos estos chavales, por los medicamentos que toman, siempre hablan solos. En esta serie hemos hecho que hablen solos, aunque parece que hablen a cámara. Así, hemos enseñado el mismo efecto, pero de una manera diferente, más tierna y más directa, y el público no siente que son unos chicos que están hablando solos, sino que lo hacen por el medicamento que toman.

--Querías que esta fuera tu primera serie antes de Pulseras Rojas, pero al final no lo fue. ¿Por qué?

--Yo explicaba mi historia con el cáncer y eso interesaba antes. Pensé que quizás primero debía contar mi historia y luego, unos años más tarde, contar la historia que me fascinaba. Siempre te fascina lo ajeno, con lo propio tienes que convivir, y yo nunca encontré nada excesivamente fascinante en mi vida con el cáncer porque lo vivía cada día. Pero sí que es verdad que cuando lo contaba notaba que la gente no acababa de entender que cáncer y felicidad estuvieran en una misma frase. Entonces, tuve que esperar un poco más para contar la historia de aquellos chicos de la planta de arriba.

--¿Con qué te gustaría que se quedará la gente cuando acabe de ver la serie?

--Yo creo que con la última frase que dicen en la serie: “espabilados, rebelaos contra el mundo”. Para mí esa es la base, y es un grito a ser tú mismo y aceptar lo que te toca. Cada capítulo tiene un título que no deja de ser un consejo hacia esos espabilados, casi como un adjetivo de lo que son. Si unes todos los consejos que van saliendo, como "ama tu caos", "busca menos y déjate encontrar más", y "la vida siempre te golpea, pero nunca te noquea", esos títulos hablan de ese mensaje de ser rebelados contra el mundo.