Aunque inicialmente se considera que Cómo conocí a vuestra madre (a.k.a HIMYM) es una comedia o sitcom, lo cierto es que, si bien tiene muchos tintes cómicos, también es una serie que invita a reflexionar sobre la vida. El día a día de un grupo de amigos cercanos a los treinta años puede hacer que sus espectadores se sientan muy identificados con ellos y con los temas que aquí se tocan: bodas, divorcios, paternidad, búsqueda del amor, búsqueda de uno mismo, amistad, cambios, desarrollo profesional…
Robin, Lily, Marshall, Ted y Barney han sabido conquistar a la audiencia a través de nueve temporadas en las que el hilo central es cómo Ted conoció a la madre de sus hijos. La sólida relación de Lily y Marshall, la falta de madurez de Barney o la reafirmación de mujer independiente de éxito de Robin son otros hilos conductores de una historia que siempre es un gustazo volver a ver. Y que, además, ha dejado algunas frases para el recuerdo que invitan a pensar sobre la vida.
Ted
Ted busca el amor incansablemente y es un romántico empedernido de cuyos labios han salido verdades como: “A veces las horas pueden parecer minutos, y a veces, un solo segundo puede durar toda la vida” o “Vamos a envejecer, nos guste o no, la única pregunta es si vamos a seguir con nuestras vidas, o aferrarnos al pasado”. Frases que, sin duda, hacen pensar sobre el sentido de la vida, del paso del tiempo y de cómo es necesario avanzar siempre hacia adelante, buscando los momentos que harán que la vida merezca la pena.
Son muy conocidas también estas frases de Ted de HIMYM: “Hay dos días grandes en cualquier historia de amor: el día en que conoces a la chica de tus sueños y el día que te casas con ella”, “Incluso si sabes cómo algo va a acabar no significa que no puedas disfrutar el camino” y, la más conocida, “Chicos, nunca subestiméis el poder del destino, porque cuando menos te lo esperas, el detalle más insignificante puede causar un efecto en cadena que cambie el rumbo de vuestra vida”.
Robin
Robin es el espejo en el que toda mujer querría mirarse: independiente, segura de sí misma, con una gran carrera profesional a sus espaldas y muy atractiva. Ha dicho cosas como “Si renuncias a la gente rápidamente, te estás perdiendo de algo realmente grande”, una de las grandes frases de HIMYM.
Pero su cita más popular es aquella que le dijo a Ted, en una de las escenas más inolvidables de la serie: "El futuro da miedo, pero no puedes volver al pasado sólo porque te resulta familiar, aunque sea muy tentador". Y es que Robin, ante todo, demostró ser siempre una mujer muy valiente que supo mirar hacia adelante y tomar las decisiones oportunas en cada momento.
Barney
Polémico, divertido, buen amigo y sin ganas de complicarse la vida, Barney Stinson es esa persona que todo el mundo querría tener como colega. Y, aunque trate de dar la imagen de que nada le preocupa, lo cierto es que es el autor de frases como “Me di cuenta de que estoy buscando, buscando lo que realmente quiero en la vida. ¿y sabes que? No tengo absolutamente ni idea de lo que es” o “A veces buscamos una cosa, pero descubrimos otra”.
Por supuesto, una persona como Barney también tenía que decir cosas como “Dios, soy yo, Barney. ¿Qué pasa? Sé que no hablamos, pero conozco a un montón de chicas que gritan tu nombre por mi culpa”.
Lily y Marshall
En todo grupo de amigos hay una pareja que lleva junta toda la vida y que es la prueba de que el amor para siempre existe. Si juntos son estupendos, por separado también son maravillosos. Lily es la autora de frases como “Luchamos con fuerza para aferrarnos de cosas que sabemos que van a desaparecer con el tiempo. Y eso es muy noble”, “Mira, no puedes diseñar tu vida como un edificio. No funciona de esa manera. Solo tienes que vivirla… y se diseñara ella sola” o “Es sólo que con el tiempo todos vamos a seguir adelante. Se llama crecer”.
Por su parte, entre las mejores frases de Marshall se encuentran “Así es la vida, ya sabes, nunca terminamos donde pensábamos que íbamos a terminar”. Y es que esta pareja también tuvo sus más y sus menos, como la propia vida, el camino siempre se hace caminando y hay que aceptar tanto las subidas como las bajadas.