El mundo de los autocines vive un nuevo boom con la crisis del coronavirus. Sus características, un gran espacio al aire libre en el que sus clientes acceden en un coche para consumir su oferta sin necesidad de bajarse, lo hacen un sitio ideal para que convivan ocio y pandemia.
Como en todas las crisis, esta ha sido la oportunidad para unos cuantos inversores que han aprovechado el momento para sacar rentabilidad a sus ideas. En toda Europa, incluida España, el nuevo futuro tiene algo de pasado con el renacer de los autocines, un sector que vive su segunda edad de oro al poder garantizar la distancia social y los protocolos sanitarios para evitar la propagación del virus.
Un espacio de nuevas oportunidades
Los autocines nunca han muerto. Mientras muchos creían que era un invento que solo conservaba su espíritu en antiguas películas de Hollywood, el mundo entero vuelve a abrirlos para mantener la oferta de ocio y entretenimiento siguiendo todos los protocolos sanitarios.
Sus características lo hacen un espacio ideal para la vuelta a la normalidad, algo que vieron tres jóvenes de Barcelona, Pati Serra, Alex Cruylles y Matu Marsicano, que no desaprovecharon el momento para abrir un nuevo autocine para estos nuevos tiempos. Eso sí, reinventando el concepto tradicional.
Mucho más que películas
"No somos expertos. Viendo noticias sobre las apertura de muchos autocines en Europa, vimos un espacio de actividades seguras, que respetaban las medidas de seguridad y que permitían hacer las actividades que no se pueden celebrar en un espacio cerrado", dice Alex Cruylles.
"Abrimos un autocine porque es lo más seguro en estos momentos, es lo que puede garantizar la distancia social con seguridad. Pero también queremos celebrar clases de yoga, fitness, conciertos, monólogos... todo ello desde el coche o al aire libre en un espacio que pueda garantizar las medidas de seguridad necesarias. Queremos dar una oferta a nuestros vecinos y una segunda oportunidad a todos aquellos que, por el coronavirus, no pueden trabajar por las limitaciones de espacio", asegura Cruylles.
No es tan fácil abrir uno
Para Cruylles, su recinto va más allá del cine. Es un espacio que puede dar cabida a muchas actividades, y lo más importante es ayudarse. "A medida que se relajen las medidas, veremos cómo nos adaptamos. Pero ahora mismo queremos celebrar actividades que no sean muy multitudinarias aprovechando nuestro espacio además de pasar películas. Incluso festivales de cortometrajes que se habían quedado sin espacio, han visto nuestro proyecto y nos han llamado para que nos ayudemos mutuamente", afirma el joven emprendedor.
Y es que abrir un autocine no es tan fácil, el precio de los derechos de las películas y la infraestructura son un obstáculo a considerar. Por ello, la mayoría de sus pases serán europeos, de cine independiente, populares o históricas, dado que Hollywood tiene un precio que no todo el mundo se puede permitir. "Colaboramos con empresas como Mediapro o A contracorriente Films para dar una mejor oferta, e intentaremos comprar los derechos de alguna esporádica para el disfrute de nuestros clientes", concluye Cruylles.
Descontento entre los históricos
Sobre este mundo no hay nadie que sepa más que Carles Miralles. Es dueño del Autocine Drive In de Dénia, en Alicante, el más longevo de España con 41 años de historia. Lo que también es una pasión, es un negocio familiar que Miralles ha mantenido a flote muchos años desmintiendo la afirmación de que "los autocines no existían".
"En España teníamos seis autocines, ocho tras los recién llegados en Getxo y en Madrid. Todos ellos, con más de 30 años de funcionamiento. Es un negocio del que se puede vivir, pero solo puede ser rentable si está bien montado y estructurado. Hemos estado muchos años tratando con las distribuidoras para mantener nuestro negocio a flote, éramos pocos y nos entendíamos entre nosotros. Ahora, con este boom, estamos muy preocupados".
Las quejas del sector del autocine
Miralles ve el renacer de los autocines como "una ola de oportunistas que maltratará nuestro producto y luego se marchará con la caja ganada gracias a una pandemia. Sí que hay algunos que quieren abrir el negocio y hacerlo duradero, como hicieron en Madrid, pero la mayoría de los recién abiertos no han llamado ni para preguntar cómo hacerlo y usan el nombre de autocine para dar salida al producto que tenían detenido por el virus".
El propietario del autocine más longevo de España afirma que algunos de los nuevos autocines están abiertos por empresas que celebraban festivales de música que pretenden darle una salida con el espacio ganado y a medida que se avance en la desescalada, "algo que nos hará mucho daño a lo que llevamos toda una vida en esto. Y, además, se aprovecharán de los mejores meses de este negocio para luego desaparecer".
"Yo tengo un autocine, y mi negocio es hacer cine. No hago otras cosas porque mi negocio no es otra cosa. Este boom rompe con la base de nuestro trabajo, no son autocines de verdad. Es gente que quiere aprovecharse del momento y la situación y dañará seriamente nuestra vida", concluye Miralles.