La trama de Juego de Tronos es complicada. Menuda novedad, pensarán los millones de seguidores del mayor fenómeno fandom de los últimos años. Pero ahora, esta afirmación tiene rigor científico: una base sólida contrastada que demuestra que la hipótesis del fuego y del hielo planteada por George R. R. Martin resulta indescifrable tanto desde el punto de vista humano como desde el punto de vista robotizado. Y es que ni la inteligencia artificial ha sido capaz de retener, memorizar y reconocer los múltiples personajes e historias de Juego de Tronos.
El enfrentamiento entre la vida en Poniente y la inteligencia artificial era de las pocas batallas que quedaban por imaginar en el universo fantástico de la popular serie grabada y emitida por la plataforma de streaming HBO, pero un equipo de científicos de Ámsterdam la ha hecho realidad. La Vrije Universiteit y la Dutch Royal Academy han colaborado para desarrollar un algoritmo capaz de analizar y retener los nombres de los personajes de diferentes novelas literarias y enmarcarlos en las tramas que protagonizan.
Daenerys es el personaje más complejo
El experimento final ha incluido un total de 40 títulos de obras contemporáneas entre las que se incluía Canción de hielo y fuego, nombre de la saga literaria en la que se basa la serie y que, a día de hoy, consta de cinco libros. Los resultados de la investigación han sido publicados por la revista digital científica PeerJ Computer Science y han demostrado que el contenido de Juego de Tronos confundía al algoritmo y anulaba cualquier tipo de evaluación positiva por su parte.
Daenerys Targaryen de 'Juego de Tronos' / HBO ESPAÑA
Como ocurre en su adaptación televisiva, la saga escrita por George R. R. Martin cuenta con más de un personaje protagonista. El peso del argumento se reparte entre los Stark, los Lannister, los Targaryen, los Baratheon y el resto de miembros de las casas de Poniente, elevando casi hasta el infinito el número de nombres que la memoria debe retener. Y de entre todos esos nombres al algoritmo se le ha atragantado uno: el de Daenerys Targaryen. Aunque en honor a la verdad, más que el nombre con el que la bautizó el autor, los que han supuesto un auténtico problema para la inteligencia artificial han sido sus innumerables títulos.
Demasiados nombres
Daenerys Targaryen, Nacida de la tormenta, Khaleesi, Madre de dragones, La que no arde o Rompedora de cadenas son sólo algunos de los muchos nombres con los que se conoce a este personaje femenino de Juego de Tronos. Cada uno de ellos tiene un significado diferente en el transcurso de su historia personal y la inteligencia artificial usada en el experimento ha sido incapaz de identificar la función social concreta de todos en el contexto general de la trama.
Jon Nieve de 'Juego de Tronos' / HBO ESPAÑA
Según los resultados del estudio, la información contenida en Juego de Tronos ha desbordado el algoritmo desarrollado por la Vrije Universiteit y la Dutch Royal Academy. En un lenguaje científico, la obra ha derrotado a una herramienta de procesamiento de lenguaje natural, conocida en el ámbito académico como PNL.
La libertad creativa gana a la inteligencia artificial
Similar a los sistemas de reconocimiento de voz de Apple y Google (Siri y Alexa), el tipo de inteligencia artificial puesta a prueba en los Países Bajos fue programada para identificar patrones de texto comparados con información repetida. El algoritmo debía aprender los nombres tal cual aparecían en los textos de las novelas analizadas. Para ello tenía en cuenta el contexto y la forma de la palabra. Es decir, si Jon Nieve siempre aparece como "Jon Nieve", el algoritmo reconocerá sin ningún problema a este protagonista de Juego de Tronos. Pero si el algoritmo ha de aprender todos los títulos que adornan a la Madre de Dragones, la inteligencia artificial demostró no ser capaz de hacerlo.
Los responsables de la investigación han recalcado que más allá de Juego de Tronos, las novelas contemporáneas incluyen elementos que difícilmente se pueden convertir en algoritmos. La libertad creativa de los escritores no se puede reducir a normas de carácter matemático. Y si de libertad creativa y artística hablamos, George R. R. Martin ha demostrado tener una a prueba de la inteligencia artificial más puntera.