El pintor Cheikh Ndiaye / CG

El pintor Cheikh Ndiaye / CG

Artes

Cheikh Ndiaye, el artista que inmortaliza los cines africanos desaparecidos

El pintor senegalés ha documentado más de 50 salas abandonadas o desaparecidas que reflejan el impacto del desarrollo urbano en el continente africano y la importancia de reutilizar espacios

7 noviembre, 2021 00:00

Cheikh Ndiaye asegura que si en Dakar hubiera habido una escuela de arquitectura o de cine, seguramente no se habría convertido en pintor. Pero como no fue el caso, este reputado artista senegalés de 51 años, estrella en la última edición de la Feria Internacional de Arte Contemporáneo de París, decidió agarrar el pincel y ponerse a reproducir en coloridas telas unos edificios que él considera emblemáticos para la historia de África: las primeras salas de cine, muchas de ellas abandonas o desaparecidas.

“La idea se me ocurrió cuando la mayoría de los países africanos estábamos celebrando el 50 aniversario de la independencia, en 2010. Buscaba un objeto que pudiera dar testimonio de esas independencias, y me di cuenta de que los cines eran un objeto de lo más interesante ya que arrastraban una experiencia colectiva. Antes de que se inventara la televisión, los cines en África eran lugares para socializar, donde las personas se enteraban de las noticias y podían ver películas de todo el mundo”, explica Ndiaye por e-mail a los pocos días de participar en la FIAC de la mano de la galería Cecile Fakhoury.

Uno de los cuadros que más llamaron la atención fue Le París, cine emblemático de Dakar, reconocible por su cartel en letras rosa estilo años 70, donde Cheikh Ndiaye solía ver películas francesas y estadounidenses de pequeño. Como tantos otros cines de África, Le París fue demolido hace 20 años y hoy no es más que un solar cerca de la plaza de la Independencia y el Hotel Pullman.

'Cinéma Le Paris', Dakar, 2021 / CHEIHK NDIAYE

'Cinéma Le Paris', Dakar, 2021 / CHEIHK NDIAYE

Fue precisamente en ese viejo cine donde Ndiaye cree que tuvo su primera experiencia artística, cuando su abuela lo llevó a ver una película de Bruce Lee, con 5 o 6 años. “Creo que mi atracción por la arquitectura, el cine y los cines, proviene de esta primera experiencia artística”, explica el artista.

Sin embargo, el primer cine que pintó no fue Le París, sino la sala El Mansour que se encuentra en la zona B de Dakar y que ahora se ha convertido en un supermercado. “Lo que me interesa, más allá de la sala de cine, es en lo que se han convertido. No soy nostálgico, lo que me interesa en relación al objeto cinematográfico es lo mismo que me interesa de la relación que tenemos con los objetos en África: que tengan segundas vidas, terceras vidas, objetos de proyección al infinito...  que reutilizamos el objeto a través de la historia y nuestros objetos cambian de función en diferentes épocas. Esto ocurre tanto en la arquitectura como en los objetos de la vida cotidiana”, comenta el artista senegalés, cuya obra ha sido expuesta en las Bienales de Venecia, La Habana y Dakar, pero también proyectada en festivales de cine.

'Cinéma Medina', Dakar, 2021 / CHEIKH NDIAYE

'Cinéma Medina', Dakar, 2021 / CHEIKH NDIAYE

Ndiaye se define él mismo como un artista polivalente, entre documentalista, pintor y creador de instalaciones. Sus telas, insiste, no son simples reproducciones de edificios, para eso la fotografía funcionaría mucho mejor. “La paradoja de mi obra es el hecho de que pinto imágenes, pero la arquitectura no es una imagen, hay que vivirla, habitarla. Mi punto de partida es partir de las experiencias de las personas que han vivido en estos espacios, me tomo el tiempo de visitar el edificio, de hablar con las personas que habitan este espacio a diario. Y así, aunque pinte un edificio en dos dimensiones, tengo en cuenta en mi pintura todas estas subjetividades que lo han atravesado”, explica. Su único protocolo a la hora de pintar una sala de cine es conocer de antemano la historia del lugar y saber cómo es hoy —algunos fueron derribados, otros reemplazados por iglesias, mezquitas o comercios— ya que solo así logra “respetar” el objeto en todas sus existencias. 

“Mis telas son el reflejo de cómo esta África se está regenerando a través de estos espacios y estos objetos”, señala.

Por otra parte, en una entrevista reciente con Le Monde, Cheikh Ndiaye justificaba la escasa presencia de seres humanos, a menudo están ausentes o relegados a un segundo plano, en sus telas diciendo que desconfiaba de la “fetichización” del cuerpo negro, tal como la practican actualmente muchos jóvenes artistas africanos y afroamericanos. “Más que en el hombre, prefiero centrarme en la ciudad, su hábitat y su hábito, así como las posibilidades de lo común”, explicó el artista, que ha vivido en Dakar, Nueva York, Lyon y Praga, además de haber viajado por buena parte de África.

'Cinema Bioscope Troyville, Johannesburg', 2021 / CHEIKH NDIAYE

'Cinema Bioscope Troyville, Johannesburg', 2021 / CHEIKH NDIAYE

Ndiaye también rechaza ser etiquetado de “afropolitano” o cualquier etiqueta que empiece por afro-: afroptimista, afropesimista... todo lo que esencialice, confiesa. “Sería como intentar congelar un objeto, cuando África es compleja y está en movimiento”, añade. “Haber vivido fuera del continente durante mucho tiempo me permite decir que hoy todos tenemos algo africano en nosotros, nos guste o no. Esto es lo que estoy tratando de evocar”, insiste.

Además de cines africanos, Ndiaye ha inmortalizado otras salas emblemáticas, como el Apollo Theatre, en Harlem (pintado en 2015), que también era un cine, y punto de encuentro de muchos grupos, cantantes, personajes de referencia para el mundo negro. “Mi relación con la arquitectura es la idea de que la arquitectura son objetos de memoria, como cajas que contienen memoria y recuerdos. Hay toda una historia detrás de una sala como el Apollo. Esto es a menudo lo que me guía en mi elección de los espacios que quiero pintar", aclaró en una entrevista con RFI coincidiendo con la FIAC.

'Theatre Apollo, détail', 2021 / CHEIKH NDIAYE

'Theatre Apollo, détail', 2021 / CHEIKH NDIAYE

En España todavía no ha expuesto, pero no lo descarta. Sobre todo, dice, “porque España es uno de los países más cercanos a África” y cree que “existe una necesidad real de que los españoles comprendan los movimientos que se están produciendo en África”. “En Senegal todos los jóvenes que se suben a una barca para venir a España dicen Barçax o Barca”, que significa “ver Barcelona o morir”, concluye.