Aunque el pabellón de Brasil en la XVIII bienal de Arquitectura de Venecia ha obtenido el León de Oro, el sentir difuso y mi opinión personal es que se lo merecía el pabellón de España. No es chauvinismo: Foodscapes: Al comer digerimos territorios, comisariado por Eduardo Castillo Vinuesa, junto con Manuel Ocaña, es un asombro excitante por su visualización de arquitecturas "bastardas" consustanciales al proceso agroalimentario, su radiación de documentos y de ideas, su aura de descomunal energía creativa ejemplarmente coral, y su invitación a repensar procesos y realidades de nuestra cotidianeidad, no sólo arquitectónicas, que por diversos motivos suelen quedar "aparcadas", fuera del primer plano. Es una invitación a ser consciente de realidades a las que no solemos prestar demasiada atención.
La propuesta parte de un texto de Richard Fuller -Starting with Breakfast Scenario (1983)- en el que el inventor estadounidense desmenuza un desayuno para dar marcha atrás en busca del origen de cada uno de sus ingredientes y de los materiales de sus envases.
Por cierto que cada vez está más extendido, sobre todo en las nuevas generaciones de pensadores sobre el espacio en que vivimos, el interés por arquitecturas y lugares que nunca veremos en Croquis o en revistas de moda, que no son edificios emblemáticos de arquitectos de plasticidad deslumbrante, pero son esenciales para sustentar nuestro estilo de vida. Son la realidad escondida, arquitecturas bastardas, en segundo plano, menos visibles, pero quizá más decisivas. "Por cada torre o edificio hay alguna fosa o una mina", sostiene Castillo Vinuesa, "de donde esos materiales se han extraído, y tanto Manuel como yo creemos que la arquitectura durante mucho tiempo ha mirado únicamente a la torre y se ha olvidado de la fosa; y no, debe mirar a ambas".
El joven arquitecto e investigador es además director del laboratorio Medialab, del ayuntamiento de Madrid. Parece imposible que la extraordinaria cantidad de trabajo realizado con un presupuesto ajustado por numerosos equipos interdisciplinarios bajo su dirección haya podido llegar a su culminación en el breve periodo de tiempo desde otoño pasado, cuando el proyecto ganó el concurso para representar a España en la bienal.
Este periódico habló con el comisario en Venecia sobre Foodscapes: "Lo que hemos organizado", explica, "es una exploración a las arquitecturas que viabilizan los procesos de producción, distribución y consumo de alimentos. Y para ello organizamos tres grandes bloques:
Un primer bloque, que constituye el 'grueso' de la propuesta, consiste en un proyecto audiovisual formado por cinco películas, realizadas por otros tantos equipos de cine que ya antes estaban vinculados de una u otra forma a temas de alimentación. Cada uno de ellos aborda una de las cinco fases fundamentales constitutivas del proceso agrologístico.
Arquitecturas invisibilizadas
En primer lugar, 'Foundation¡, sobre el suelo como estructura primigenia. El último capítulo es 'Digestion', sobre las arquitecturas que digieren la comida una vez dejamos de considerarla como tal y empezamos a considerarla como residuos. Entre estos dos, 'Production' --las arquitecturas que viabilizan la producción de alimentos, en este caso en el sur de España, en la provincia del Egido--, 'Distribution' --que se centra en la cadena del frío que media la distribución de los alimentos de una manera muy sofisticada--, y 'Consumption' --que se centra en la potencialidad que tienen los espacios de consumo para reivindicar otro tipo de arquitecturas ecológicas”.
Es, si se quiere, otra manera de ver la cocina, en su vertebración, fuera del espacio del hogar o del restaurante. Estas cinco películas se pueden ver en salas contiguas al espacio central del pabellón, ocupado por el segundo bloque o la segunda parte del proyecto: el archivo documental de diez "recetas totales":
"Es un concepto que nos hemos inventado", dice el comisario. "Son recetas que en vez de cubrir únicamente los protocolos de ensamblaje de mezcla de ingredientes que tienes en tu cocina, lo que hacen es cubrir todo el sistema infraestructural necesario para elaborar todos esos ingredientes. De esta manera usamos un plato típico español, por ejemplo, para recorrer y analizar todas las arquitecturas y infraestructuras que son necesarias para producirlo. Para eso invitamos a diez estudios de arquitectura un poco raros, estudios que trabajan en los límites de la disciplina arquitectónica, con intereses peculiares. Cada uno de ellos aborda un plato determinado, pero la cosa no va de comida, la comida no es un medio, sino un mensaje mediante el cual abordamos estas arquitecturas que suelen estar invisibilizadas".
Por ejemplo, una de las recetas es la de la "tortilla fantasma": la que el consumidor pide por la noche para que Delivery se la lleve a su casa a las tres de la madrugada. Este plato lo ha "cocinado" una arquitecta interesada en las infraestructuras digitales que viabilizan la computación a escala planetaria, o sea, en cuáles son las estructuras físicas que sustentan internet o la telecomunicación global… Por consiguiente en este caso no trata sobre cómo mezclar los huevos, las cebollas y las patatas para que la tortilla sea suculenta, sino de la infraestructura digital para que un ciudadano desde su casa pueda pedir algo por el teléfono, cómo esos datos viajan hasta los servidores de California, cómo vuelven a la plataforma del restaurante, cómo llegan a las llamadas "cocinas fantasmas" (una nueva tipología arquitectónica cada vez más presente en nuestras ciudades, edificios llenos de cocinas pero no con servicio al público)…
Cada equipo utiliza una receta determinada como gancho o excusa para visibilizar el sustrato arquitectónico preciso para que esos platos puedan existir.
Además de los procesos de investigación que son esas películas y recetarios, que observan y muestran el proceso agroalimentario, y por supuesto sus intersecciones con problemas de gran relevancia ecológica en el día de hoy, la tercera "pata" del proyecto consiste en un programa público de investigación colaborativa que arranca ahora y que se pregunta cómo rediseñar esos procesos del sistema agroalimentario de cara a diez, quince o veinte años venideros para que sean más eficientes, justos y ecológicos.
Esto, a través de un programa público de actividades de seis investigadores elegidos mediante convocatorias públicas con diferentes universidades de España, estarán en el pabellón Venecia hasta finales del próximo mes de noviembre recogiendo casos de estudios, de estrategias, de dinámicas, sistemas, tecnologías que se estén implementando en algunos lugares que, si se implementasen de manera sistémica, pudieran generar un cambio significativo en los sistemas agroalimentarios de nuestro país. Un proyecto de una ambición exaltante.
Finalmente hay que dar noticia también de las magníficas fotografías que resumen el proyecto y que ilustran la sala central del pabellón, realizadas por Pedro Pegenaute, fotógrafo especializado en arquitectura.