El imponente castillo medieval que Dalí quiso comprar, Requesens

El imponente castillo medieval que Dalí quiso comprar, Requesens EMPORDÀ TURISME

Historia

No es Púbol: este es el imponente castillo medieval que Dalí quiso comprar y que está vandalizado

Situada en un bosque idílico de Girona, este castillo fascinó al artista catalán y, a pesar de que puso todo de su parte, nunca se hizo con él

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El castillo de Púbol fue el gran capricho de Dalí. Se dice que se lo compró a Gala, porque quedó completamente prendada de esta joya medieval, aunque en realidad, el artista lo reconvirtió para adaptarlo a su imaginario.

Pero esta fortaleza no fue la única por la que el artista catalán sintió interés. Hay otra fortificación del Empordà (Girona) que le llamó la atención. Tanto que estuvo a punto de hacerse con él. Es el castillo de Requesens.

La historia de este edificio situado en lo alto de una colina, dominando los valles meridionales del monte Neulós, es más que curiosa. Ha sido destruido por completo, objeto de saqueos y vandalizado en numerosas ocasiones. Y no solo en el siglo XXI.

El Castillo de Requesens, construido a finales del siglo XI, tiene una historia marcada por conflictos territoriales. Ni su construcción inicial fue erigida en paz. Cuando Gausfred II de Roselló levantó esta fortificación en tierras del condado de Peralada, ya generó disputas con su primo, el conde de Empúries.

Objeto de batallas

Estas hostilidades persistieron hasta el siglo XII, cuando el rey Alfonso II entregó el castillo a los condes de Empúries. Desde entonces, la fortaleza pasó por diversas manos, no siempre de forma pacífica, hasta que en el siglo XV los vizcondes de Rocabertí se hicieron con su propiedad, manteniéndola hasta finales del siglo XIX.

Hasta esa época los saqueos y el vandalismo sufridos por esta fortificación fueron constantes. Tomás de Rocabertí intentó restaurar el castillo para usarlo como retiro de verano, pero falleció antes de completar su proyecto, seguido por la muerte de su hermana pocos días antes de la inauguración de la restauración.

De las ruinas a la resurrección

El edificio estaba completamente en ruinas cuando, a mediados del siglo XIX los duques de Medinaceli se hicieron con él y decidieron reformarlo por completo. La situación del castillo era tan desastrosa que las obras no terminaron hasta principios del XX.

Y llegó la guerra. Durante la Guerra Civil, un batallón franquista ocupó el castillo. Por suerte, la renovada fortaleza no sufrió grandes daños con el conflicto. Se mantiene en pie casi intacto y eso fascinó a Dalí. El artista, en cambio, optó por quedarse con el castillo de Púbol, dejando a Requesens olvidado y vacío.

Castillo de Requesens | Wikipedia

Castillo de Requesens | Wikipedia

El edificio sigue siendo propiedad de los herederos y duques de Medinacelli, aunque no residen en sus dependencias, lo que ha hecho que muchas veces sea víctima de actos vandálicos. Aun así, uno puede adentrarse en él de forma legal.

Desde hace unos años y, previa consulta previa, las instalaciones de esta imponente fortaleza se pueden visitar en días puntuales. Entrar allí es una experiencia única.

Fortaleza impresionante

El castillo de Requesens no sólo impresiona por sus dimensiones, sino también por su arquitectura que fusiona elementos originales del siglo XI con las renovaciones de finales del siglo XIX. 

De aquella primera fortificación medieval se conservan elementos estructurales del recinto primitivo: muros de mampostería, líneas defensivas adaptadas al relieve y restos de una torre antigua que formó parte del primer cinturón amurallado.

Cómo es

En cambio, la característica silueta del Castillo de Requesens —torres almenadas, patios nobles y muros impecables— proceden de la profunda intervención promovida por los duques de Medinaceli. Esta reconstrucción, muy extensa, adoptó un estilo neomedieval con influencias románticas, siguiendo el gusto historicista de la época.

El proyecto buscaba recrear la apariencia de una fortaleza señorial idealizada, siguiendo criterios estéticos más que estrictamente arqueológicos. Por este motivo, muchas partes del castillo combinan bases originales con añadidos modernos cuidadosamente integrados.

Qué gustó a Dalí

Aun así, la construcción sigue brillando por su arquitectura robusta y defensiva. Cuenta con una torre de estructura cuadrangular en el flanco norte, muros fortificados y una entrada en el nivel superior.

Una de sus particularidades es la existencia de tres recintos fortificados, con torres de planta cuadrada y redonda, además de portones, almenas y otros elementos defensivos. En su interior, se encuentra una capilla y áreas destinadas a caballos. El segundo recinto alberga la torre vigía, la parte más alta de la fortaleza, y una entrada fortificada.

Hecho con piedra local

El castillo está construido con piedra extraída de la propia sierra de la Albera, lo que otorga unidad cromática a todo el conjunto. Los muros están levantados mayoritariamente con mampostería regular, reforzada en esquinas y puntos estructurales con sillares más trabajados.

Este sistema reproduce técnicas medievales, aunque aplicadas con criterios constructivos contemporáneos en el momento de la reforma. La carpintería —puertas, balcones y elementos interiores— se resolvió con madera robusta, mientras que los forjados y cubiertas incorporan vigas clásicas y teja árabe, respetando la estética rural y defensiva original.

Elementos de defensa

Entre sus elementos de defensa destacan sus torres. La más destacada es la Torre del Homenaje, que marca la verticalidad del conjunto y preside uno de los flancos principales. Su volumen contundente y su altura superior al resto generan un efecto visual que subraya la jerarquía clásica de las fortalezas medievales. 

A su alrededor se despliegan varias torres cilíndricas almenadas, que contribuyen a crear una silueta fácilmente reconocible en el paisaje. Aunque se inspiran en modelos históricos, su factura responde en buena medida a la intervención del siglo XIX, que buscó reforzar la estética de castillo romántico más que recuperar un diseño defensivo auténtico.

Detalle del patio del castillo | Castell de Requesens

Detalle del patio del castillo | Castell de Requesens

El sistema de murallas, por su parte, combina tramos originales —muy transformados— con segmentos reconstruidos casi por completo. El castillo dispone de un doble cinturón amurallado, articulado mediante pasillos de ronda que rodean la fortaleza y conectan diferentes niveles y torres.

Estas murallas ofrecen un recorrido continuo por la parte superior del castillo y permiten comprender cómo debía funcionar la vigilancia del entorno. Con todo, su diseño responde más a una voluntad escenográfica que a necesidades militares reales, pero sus nuevos dueños buscaban sobre todo reforzar la monumentalidad del edificio.

El patio central

Por lo que respecta a su interior, uno de los elementos más llamativos es el patio central. En la gran reforma del siglo XIX se ideó como eje organizador de la vida del recinto. 

Este espacio, amplio y luminoso, actúa como distribuidor natural: desde él se accede a diversas estancias y zonas nobles del castillo. Su diseño reproduce el modelo de patio señorial característico de muchas residencias medievales reinterpretadas en clave romántica.

Escaleras de impresión

El pavimento de piedra, las arcadas y los accesos en distintos niveles contribuyen a conferirle una presencia monumental que contrasta con la naturaleza salvaje que rodea el edificio.

También le da un gran empaque las escaleras exteriores, también de piedra. Su trazado está pensado más para impresionar a la vez que para resolver un problema defensivo. 

Estas escalinatas conectan los diferentes volúmenes que conforman el castillo y sirven de transición entre patio, murallas y dependencias interiores. 

Su construcción sigue la lógica monumentalista de la restauración historicista: perfiles contundentes, peldaños generosos y barandas de factura sólida que subrayan la idea de fortaleza habitable.

Cómo es por dentro

En torno al recinto se distribuyen varias galerías y balcones cubiertos que permiten contemplar el paisaje de la sierra de la Albera desde distintas alturas.

Estos corredores, sostenidos por pilares de piedra y en algunos casos protegidos con cubiertas de madera, aportan funcionalidad al recorrido interior y, al mismo tiempo, enriquecen la estética del conjunto. 

Vistas del castillo

Desde ellos se abre una visión panorámica que explica por qué el lugar fue escogido originalmente como punto estratégico: dominan vaguadas, caminos forestales y una amplia franja del relieve fronterizo.

Por último, destacar la pequeña capilla, reconstruida también durante el proyecto historicista. Conserva una estética románica, pero reinterpretada, con arco de medio punto y decoración sobria. 

Arcos del castillo de Requesens

Arcos del castillo de Requesens WIKIPEDIA

En los interiores se combinaron bóvedas de piedra en estancias principales con techumbres de madera, siguiendo criterios de confort y habitabilidad. Eso sí, lamentablemente, muchos espacios carecen hoy del mobiliario original.

Mezcla de estilos

Lejos de ser un castillo “puro”, Requesens es una mezcla de épocas. Conserva fragmentos medievales auténticos pero muestra, sobre todo, la impronta de una gran restauración romántica que quiso devolverle vida reinterpretando su pasado. 

Este doble carácter lo convierte en un testimonio único del medievalismo del siglo XIX en Cataluña, comparable a otras reconstrucciones historicistas de Europa. Y con la leyenda de que Dalí estuvo interesado por él.