Antoni Gaudí no se limita a Barcelona ni tampoco a Cantabria. El arquitecto catalán construyó una larga lista de obras cumbres que hablan especialmente de su legado. En esta ocasión, te traemos una de esas obras menos conocidas, que no por ello menos importante y que se encuentra a la entrada de los Pirineos.
Hablamos de un edificio que, aunque no presenta el estilo típico de Gaudí, conserva la esencia del célebre arquitecto de Reus. Ubicada a 1.500 metros de altura, en plena sierra del Catllaràs y dentro del municipio de La Pobla de Lillet, se halla el Chalet del Catllaràs. Esta construcción, que refleja mucho del espíritu industrial de la época, está estrechamente vinculada con la familia Güell, quienes fueron mecenas de Gaudí.
Este es el origen de la obra desconocida de Gaudí
En esa región se encontraban minas de carbón que abastecían la fábrica de cemento Asland en Castellar de n’Hug, propiedad de los Güell. Ellos encargaron a Gaudí la creación de un edificio que sirviera como residencia para los ingenieros que trabajaban en las minas. El proyecto fue realizado, y en 1902 comenzó la construcción de esta obra que, con el paso del tiempo, perdió su función original. Aunque el edificio tiene una forma parabólica y curvas características, se aleja del estilo más conocido de Gaudí. El tejado, por ejemplo, está hecho de pizarra, típico de las zonas montañosas.
Qué elementos son característicos
Aunque los elementos gaudinianos son escasos, no están ausentes. El edificio cuenta con numerosas ventanas para permitir la entrada de luz natural, aunque son más rectangulares que alargadas. También destaca una escalera de caracol con salidas cuadradas, más propia de la Casa Amatller de Puig y Cadafalch que del Gaudí de La Pedrera.
Lo paradójico es que, mientras la arquitectura de Gaudí suele ser preservada con esmero, el Chalet del Catllaràs fue abandonado en varias ocasiones. Pasó a manos del ayuntamiento de La Pobla en los años 30, pero para los 70 ya estaba en ruinas.
Por qué fue una obra abandonada
Durante varias décadas, escolares en colonias fueron los principales ocupantes de este edificio, bajo la gestión de la Fundació Pere Tarrés. Sin embargo, acabó quedando en desuso, con sus paredes deterioradas por el agua y la nieve, y la pintura blanca deslucida. No fue hasta 2018, cuando la Diputación de Barcelona y la Generalitat lo declararon Bien de Interés Cultural y, gracias a fondos europeos Feder, que el chalet fue restaurado como merecía. Aun así, las autoridades buscan quién se haga cargo de este refugio.
Mientras tanto, la Cátedra Gaudí ha empezado a cuestionar si la autoría del edificio pertenece realmente a Gaudí. Estas dudas han causado malestar en el consistorio y en la Administración, que defienden la presencia de elementos gaudinianos en la casa. Además, cerca de allí, existe otra prueba del paso de Gaudí por la zona.
Durante la construcción, el arquitecto se alojó en la casa de la familia Artigas, y en agradecimiento, diseñó la renovación de su jardín. Aunque la casa fue abandonada en los años 50, fue rescatada por el ayuntamiento. Dos tesoros ignorados que no han recibido el trato que merecen.