La historia de Roma está tenida de rojo sangre. La cantidad de batallas que libró este imperio lo convirtió en uno de los más temidos de la Historia Antigua, pero esto no siempre fue así. César Augusto puedo declarar la Pax Romana. Aunque eso no le impidió librar guerras fuera de la capital.

En cambio, han quedado para la historia grandes hombres del imperio de la talla de Julio César y su conquista de Egipto, Calígula y sus excentricidades o el incendiario Nerón. En cambio, se habla menos de aquellos mandatarios que fueron menos belicosos.

El emperador más benévolo

Uno de ellos fue Tito Aurelio Fulvo Boyonio Antonino, conocido como Antonino Pío. Gobernó el Imperio Romano desde 138 hasta 161, un periodo marcado por la paz, la prosperidad y una administración efectiva y considerado uno de los emperadores más benévolos de Roma. 

Nacido el 19 de septiembre del año 86 en Lanuvium, Antonino fue adoptado por el emperador Adriano, quien lo designó como su sucesor poco antes de morir. Su reinado, caracterizado por la estabilidad y el respeto hacia las tradiciones, lo convierte en uno de los emperadores más benévolos y eficientes de la historia romana.

Un reinado de paz

Proveniente de una familia senatorial de rango patricio originaria de Nemausus, Antonino ascendió en la política romana gracias a su talento y dedicación. Antes de convertirse en emperador, ocupó importantes cargos como el consulado y el proconsulado de Asia. Su carrera pública fue eminentemente civil, y rara vez abandonó la península itálica, salvo para cumplir con sus deberes proconsulares en Asia.

El reinado de Antonino Pío se distingue por la casi total ausencia de conflictos militares. Durante su gobierno, ordenó la construcción del Muro de Antonino en Britania para mejorar la defensa de la provincia, aunque este fue abandonado veinte años después.

Economía y familia

Antonino se destacó por ser un administrador eficaz, evitando el derroche y manteniendo la tesorería del Imperio saneada. Su respeto hacia el Senado y las tradiciones religiosas, ya fueran oficiales o no, consolidó su reputación como un líder justo y equilibrado.

En cuanto a la vida familiar, se puede decir que fue algo más dura. Antonino se casó con Annia Galeria Faustina la Mayor entre 110 y 115, una mujer conocida por su belleza y sabiduría, dedicó su vida a ayudar a los pobres y desfavorecidos. Juntos tuvieron cuatro hijos, aunque solo su hija Annia Galeria Faustina Minor vivió para ver a sus padres elevados al rango imperial. Tras la muerte de Faustina en 141, Antonino la deificó y construyó un templo en su honor en el Foro Romano, además de establecer una organización de beneficencia llamada Puellae Faustinianae, que prestaba asistencia a niñas huérfanas.

La edad de oro del imperio

Una de las primeras acciones de Antonino como emperador fue persuadir al Senado para que concediera honores divinos a su predecesor Adriano, lo que le valió el sobrenombre de "Pío". Su estilo de gobierno fue muy elogiado, ya que trató los asuntos bélicos provinciales a través de gobernadores o mediante cartas. Aunque su política exterior fue menos activa, su administración interna fue sólida y dejó al Imperio en una posición fuerte y estable.

El reinado de Antonino Pío es recordado como parte de la Edad de Oro del Imperio Romano, junto con los de sus predecesores Trajano y Adriano, y su sucesor Marco Aurelio. Antonino murió el 7 de marzo de 161 en Lorium, Etruria, tras unas fiebres. Su cuerpo fue depositado en el Mausoleo de Adriano y se erigió una columna en su honor en el Campo de Marte.

Una vida para el recuerdo

Aunque la Historia Augusta es la única obra que nos ofrece información sobre Antonino Pío, su legado ha sido alabado tanto por sus contemporáneos como por eruditos modernos. Representó el ideal del caballero romano y su reinado, marcado por la ecuanimidad y la justicia, sigue siendo un modelo de liderazgo benévolo y respetuoso.

En cualquier caso, hay algo obvio, Antonino Pío no solo mejoró la economía del Imperio Romano, sino que también trató a todos con respeto y dignidad, dejando un legado duradero de paz y prosperidad.

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