¿Por qué se besaba a las mujeres en la antigua Roma? Lo hacían a diario y no era por amor
Descubre cuál era la razón por la que los hombres podían besar a sus esposas o familiares. Una técnica nada justa y desequilibrada
16 mayo, 2024 15:23Noticias relacionadas
En la actualidad, los besos siguen siendo una forma poderosa de comunicar emociones, establecer vínculos y expresar afecto en las relaciones humanas. Significan una expresión de amor y de afecto, una forma de saludo y de despedida, una manifestación de pasión y deseo, un acto de reconciliación y de perdón o, también, una manera de celebración y de apoyo emocional. ¿Pero qué significaban en la antigua Roma y con qué intención lo hacían?
El derecho de beso
Existía una ley ancestral, conocida como el Ius osculi o Derecho de beso, en la que el esposo, pero también el padre, los hermanos y los primos de una mujer "honorada" tenían el derecho de besarla en los labios, con el propósito de asegurarse de que no había consumido vino.
La prohibición del consumo de esta bebida para las mujeres fue una constante en la historia de Roma, ya que se consideraba que podía conducirlas al adulterio e incluso tenía propiedades abortivas.
Las consecuencias de infringir esta normativa eran severas: una mujer que resultara positiva en esta dudosa prueba de aliento podía ser repudiada o castigada por su esposo o por sus familiares cercanos sin necesidad de un juicio público. Aunque, raramente, se llegaba a tales extremos, se ponía como castigo el confinamiento en el hogar.
La sola posesión de las llaves de la bodega o la ausencia sin compañía masculina era suficiente para despertar sospechas. La ley estipulaba que este derecho podía y debía ser ejercido diariamente, aunque no necesariamente se cumplía; ya que los esposos más conservadores eran, con mayor frecuencia, los que verificaban la honestidad de sus esposas al regresar del trabajo.
¿De dónde viene esta curiosa tradición?
Varios historiadores de la época hacen referencia a este derecho, que según la tradición se atribuye a Rómulo, el fundador de Roma. Esto permaneció en vigor al menos hasta el reinado del emperador Tiberio (14-37 d. C.), quién intentó prohibirlo o al menos limitarlo a los casos en los que existiera una sospecha fundada de consumo de vino. La motivación detrás de esta medida fue más práctica que moral, ya que el hábito de besar a varios parientes diariamente facilitaba la propagación de enfermedades, especialmente el herpes.
Esta prohibición solo se aplicaba a mujeres consideradas honorables. Por otro lado, las llamadas probrosae -mujeres que ejercían ocupaciones consideradas deshonestas por los romanos, como prostitutas, bailarinas, actrices, cantantes o camareras- quedaban fuera de esta normativa.