Tarragona es uno de los lugares más especiales de Cataluña sin ninguna duda. Su fuerte historia, muy relacionada con el imperio romano, la catapulta como uno de los destinos más codiciados para los amantes de la arquitectura.
Y cómo no, su iglesia es una de esas paradas obligatorias que debe uno hacer en Tarragona. Un poco en la línea de la que encontramos en Salamanca, donde un mono comiendo un helado y un astronauta son algunas de las figuras grabadas en piedra que se encuentran en la catedral.
Encontrarlas en su fachada es un entretenimiento para muchos, como encontrar la rana con una calavera que se encuentra también en la universidad de la citada ciudad. Pero en Cataluña, por descontado, también hay historias de este tipo.
En la obra de arte que es la catedral de Tarragona, se encuentran unas figuras más que peculiares y que pasan desapercibidas si uno no se fija o conoce que están allí. Sí, hablamos de la procesión de las ratas.
Esta es la historia de la catedral de Tarragona
Lo que han leído es cierto y solo hace falta prestar atención a los capiteles del templo cristiano para encontrar estas extrañas formas animales. Que no son solo ratas, la figura que llevan estos roedores en precesión no es la de una virgen, sino la de un gato.
Los motivos que llevaron a situar a unas ratas en medio de una catedral no son tan conocidos como parecen. No hay una versión oficial, sino tres historias muy parecidas y que, en ocasiones, confluyen. Lo único que se sabe es que estos seres llevan allí desde el siglo XIII.
Estas son las tres versiones de la historia
Por un lado, está la versión que niega que sea un gato y apuesta a que es una comadreja. Tampoco creen que sea una procesión, sino que el animal en cuestión está sobre una viga. Y la razón por las que está tumbado es porque se habría hecho el muerto para engañarlas.
Cuentan la segunda y tercera leyenda del rey o noble que las ratas afectaban más bien a su vivienda. Encargó a sus criados que acabaran con ellas, pero no tuvieron éxito. De hecho, hay quien añade salsa al asunto y aseguran que, en el fracaso, el rey tuvo que salvar la papeleta cuando en una cena con un noble las ratas asistieron al banquete.
Así son los dos finales de la historia
Pasará o no la historia de la comilona, lo que parece claro es que el dueño del castillo tuvo que recurrir a los servicios de un gato. No fue fácil. El gato tuvo varios fracasos, pero tuvo una gran idea. Hacerse pasar por muerto.
Y he aquí que divergen las historias. Una asegura que fue entonces cuando el gato venció y acabó con todas las ratas, hasta el punto que el noble celebró un banquete con él y ordenó que tuviera un homenaje en la catedral.
La tercera historia y que tiene que ver más con la imagen que hay en el templo, cuenta que hacerse el muerto tuvo sus consecuencias. Las ratas, al ver su éxito sobre su cazador, decidieron festejar. ¿Cómo? Lo pusieron en una especie de litera y lo llevaron en procesión.
Fue entonces, con los roedores distraídos, reunidos y felices, que el gato se levantó de la litera y acabó con todos ellos. Y sí, el noble lo invitó a un banquete y quiso inmortalizar la gesta del felino recreando la escena de la victoria en la catedral de Tarragona. Y allí están los animales, inmortalizados desde el siglo XIII y causando furor y estupor a quienes reparan en ellos.