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¿Qué es la gastroenteritis y cómo podemos prevenirla?
Es aconsejable acudir al médico, sobre todo, si aparecen síntomas graves como fiebre persistente, diarrea con sangre, dolor abdominal intenso o signos de deshidratación
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La gastroenteritis es una inflamación del tracto digestivo, generalmente causada por infecciones virales, bacterianas o parasitarias, que provoca síntomas como diarrea o vómitos tres o más veces al día (la mayoría de los adolescentes y adultos pueden sufrir diarrea aproximadamente cuatro veces al año).
Aunque suele mejorar con el tiempo, si se presentan síntomas graves una atención médica oportuna puede prevenir complicaciones y garantizar un tratamiento adecuado.
Las causas
La gastroenteritis aguda en adultos suele ser causada por infecciones virales, como el rotavirus, norovirus o incluso virus respiratorios como el COVID-19 y la gripe, o también por bacterias, como Escherichia coli, Salmonella y Shigella. En la mayoría de los casos, la enfermedad se resuelve con tratamiento sintomático sin necesidad de acudir al médico, según explica el doctor Santiago Roques, especialista en Medicina Interna del Hospital Quirónsalud Badalona. “Por lo general, los adultos con gastroenteritis aguda no necesitan acudir al médico para recibir atención, ya que los síntomas suelen ser leves y/o transitorios”, señala.
Sin embargo, es importante diferenciar entre las causas infecciosas de la diarrea y otras no infecciosas, como efectos secundarios de medicamentos, intolerancias alimentarias o enfermedades del sistema digestivo.
¿Debo acudir al médico?
Es aconsejable acudir al médico, sobre todo, si aparecen síntomas graves como fiebre persistente, diarrea con sangre, dolor abdominal intenso o signos de deshidratación, como orina oscura o escasa y mareos al cambiar de posición.
“Siempre que el paciente presente fiebre persistente, diarrea sanguinolenta, dolor abdominal intenso y síntomas de deshidratación como orina oscura o escasa o mareos ante los cambios de posición es conveniente acudir al médico”, asegura el especialista.
También deben ser evaluados aquellos pacientes con antecedentes de enfermedad inflamatoria intestinal o inmunosupresión, por ejemplo, debido al tratamiento de cáncer, trasplantes o infecciones avanzadas por VIH, así como personas con enfermedades vasculares o cardiovasculares importantes.
Se recomienda consultar al médico si se presentan más de seis deposiciones líquidas abundantes en 24 horas, sangre en las evacuaciones, fiebre mayor a 38°C que no desaparece tras un día, dolor abdominal severo, si la persona tiene 70 años o más, o si aparecen síntomas de deshidratación como cansancio extremo, sed intensa, boca seca, calambres musculares o mareos. En estos casos, el médico podría solicitar análisis de sangre para comprobar si hay deshidratación o estudios de las deposiciones para identificar la causa de la diarrea.
¿Hay tratamiento?
El tratamiento de la gastroenteritis depende de la causa. En algunos casos no se necesita ningún tratamiento específico, pero si es necesario, lo más común es rehidratar el cuerpo, ya sea por vía oral o intravenosa en casos graves, y ajustar la dieta evitando ciertos alimentos como la leche animal, carnes grasas, embutidos y frutas o verduras ricas en fibra.
En caso de infecciones bacterianas graves, el médico podría prescribir antibióticos, aunque estos no siempre son necesarios, incluso si la diarrea es bacteriana. Si el paciente presenta fiebre y sangre en las heces, se pueden indicar antibióticos después de realizar análisis de muestras.
Los medicamentos para aliviar la diarrea, como la loperamida y el subsalicilato de bismuto, pueden ayudar, pero no deben tomarse si hay fiebre o sangre en las heces. Además, si la persona tiene otros problemas de salud o toma otros medicamentos, debe consultar al médico antes de usar loperamida.
¿De qué forma se puede prevenir?
Para prevenir la gastroenteritis, es fundamental seguir medidas de higiene y seguridad alimentaria. Se recomienda lavarse las manos con frecuencia, especialmente después de cambiar pañales, cocinar, comer, ir al baño, sacar la basura, tocar animales o sonarse la nariz. También es importante quedarse en casa y no acudir al trabajo o la escuela hasta sentirse mejor.
En cuanto a la seguridad alimentaria, es clave no consumir leche no pasteurizada ni productos elaborados con ella, lavar bien frutas y verduras antes de consumirlas, mantener el refrigerador a menos de 6°C y el congelador a menos de -18°C, cocinar bien las carnes, mariscos y huevos hasta que estén firmes, y limpiar adecuadamente cuchillos y tablas de cortar después de que entren en contacto con alimentos crudos.