Más de 1.200 millones de personas en el mundo conviven con alguna discapacidad, una cifra que pone de manifiesto la necesidad de construir sociedades inclusivas que permitan a este colectivo desarrollar su talento y acceder al mercado laboral en igualdad de condiciones.
Sin embargo, según datos del SEPE, la tasa de actividad de las personas con discapacidad es menos de la mitad que la de la población general. Esta brecha responde, en gran medida, a barreras sociales y prejuicios que suelen centrarse más en sus limitaciones que en sus capacidades.
‘Incorpora’: un modelo de éxito en inclusión laboral
La Fundación ”la Caixa”, a través del programa Incorpora, se ha convertido en un referente en la integración laboral de personas en situación de vulnerabilidad, incluidas aquellas con discapacidad. Esta iniciativa reivindica la igualdad de oportunidades y la no discriminación en el empleo.
En 2024, el programa atendió a 22.785 personas con discapacidad y logró 7.835 contrataciones. De estas, el 44,86 % corresponden a personas con discapacidad física, el 24,9 % a discapacidad mental, el 22,63 % a discapacidad intelectual y el 7,5 % a discapacidad sensorial. Además, más de 13.500 empresas colaboraron con la iniciativa, de las cuales el 29,3 % contrataron al menos a una persona con discapacidad.
Planes específicos
‘Incorpora’ combina itinerarios personalizados que valoran el potencial de cada persona y promueven su participación activa para facilitar una inserción laboral eficaz. Esta metodología, que sitúa a la persona como protagonista de su progreso, es clave para impulsar su autonomía y garantizar el éxito del proceso de integración al mercado laboral.
Uno de los grandes logros del programa es que las empresas que se suman a la iniciativa refuerzan su responsabilidad social y su compromiso con la igualdad de oportunidades, la diversidad y la no discriminación. Los itinerarios están diseñados por técnicos de inserción laboral, con un trabajo constante de sensibilización empresarial.
Las inserciones logradas a través de este tipo de proyectos demuestran que no se trata de un problema de productividad ni de adaptación sino en muchos casos de implicación por parte de las empresas.
“Incorpora no sólo busca empleo para estas personas, sino que les da herramientas para protagonizar su propio progreso y, a la vez, rompe estereotipos en las empresas. Cuando éstas contratan y conocen a trabajadores con discapacidad, los prejuicios desaparecen completamente”, señala Ramon Giró, socio director de Seeliger y Conde Diversity y experto en responsabilidad social empresarial y discapacidad, en una entrevista A Fondo en la que aborda la realidad de la discapacidad y los cambios necesarios para construir una sociedad más inclusiva.
Contra cualquier exclusión
La Fundación "la Caixa" desempeña un papel clave en la lucha contra la exclusión social mediante programas innovadores y comprometidos que abordan las necesidades de las personas en situación de vulnerabilidad. A través de iniciativas que promueven la integración laboral, el acceso a la educación, la atención a personas mayores, y el apoyo a colectivos en riesgo, la entidad trabaja para reducir las desigualdades y fomentar la inclusión.
A través de sus diferentes líneas de actuación, el programa ‘Incorpora’ atiende a personas con discapacidad física, intelectual o sensorial, personas con problemas de salud mental, mujeres víctimas de violencia de género, personas migrantes, jóvenes, personas mayores de 45 años y personas con problemas de adicciones, entre otras. Su enfoque integral y colaborativo combina recursos sociales, económicos y humanos para generar un impacto positivo y sostenible en la vida de quienes más lo necesitan.
Derribando mitos
El objetivo principal del proyecto es promover la inclusión laboral de las personas en riesgo de exclusión social. Y para lograrlo debe enfrentarse a uno de los estigmas más persistentes sobre las personas con discapacidad es que su contratación requiere adaptaciones laborales complejas o que son menos productivas.
“La mayoría de las personas con discapacidad no necesitan ninguna adaptación; solo un pequeño porcentaje lo requiere. Muchas veces, esas adaptaciones son tan simples como una pantalla más grande o una silla ergonómica. Yo mismo, debido a la edad, ahora necesito gafas para leer. ¿Cuántas personas serían consideradas discapacitadas si no existieran las gafas? Es una adaptación, no un problema”, explica Giró, desmitificando las ideas preconcebidas sobre el tema.
Por otro lado, el experto destaca las fortalezas que aportan estas personas al ámbito laboral: “Muchas discapacidades son sobrevenidas, lo que significa que estas personas ya han tenido que enfrentarse a retos y cambios constantes. Su capacidad para adaptarse y buscar soluciones está muy desarrollada, lo que las convierte en perfiles muy valiosos en cualquier entorno profesional”, aclara.
Resultados que transforman vidas
Desde su creación en 2006, el programa Incorpora ha facilitado más de 450.000 contrataciones de personas en situación de vulnerabilidad, incluyendo cerca de 90.000 personas con discapacidad en los últimos diez años.
Este logro ha sido posible gracias al trabajo en red de más de 400 entidades sociales y la colaboración de miles de empresas de diversos sectores como la hostelería, el comercio, la industria y la logística. “La sociedad y las empresas no pueden poner límites a las personas con discapacidad ni decirles qué pueden o no pueden hacer. Se trata de ofrecer oportunidades y confiar en su capacidad para aportar valor”, afirma Giró.
Por una sociedad sin barreras
La discapacidad no es solo una cuestión individual, sino una realidad que afecta a uno de cada cinco hogares en el mundo. Cambiar el foco de las limitaciones a las capacidades, y del estigma a la oportunidad, es clave para construir una sociedad más justa e inclusiva. Iniciativas como el programa Incorpora demuestran que es posible integrar talento diverso y motivado en el tejido empresarial, mientras se avanza hacia una sociedad que respete la igualdad de oportunidades y celebre la diversidad.
“La discapacidad no se define solo por la condición física o mental de la persona, sino por el entorno en el que vive. Si una persona está rodeada de accesibilidad y actitudes positivas, sus limitaciones serán menores. Pero en un entorno hostil, su vida puede convertirse en una lucha constante”, explica Giró. Giró subraya que el entorno físico y social puede amplificar o reducir las barreras que enfrenta una persona con discapacidad, y reclama un cambio en las mentalidades y en las infraestructuras para facilitar su integración.