En el mundo de la cerveza, donde la tradición se entrelaza con la innovación, Ambar ha sorprendido con su último avance: la utilización de lúpulo recién molido en su proceso de elaboración. Este enfoque meticuloso y pionero, con el que la empresa aragonesa aúna calidad y sostenibilidad, viene a redefinir el estándar de frescura en la industria cervecera.
En sus más de 120 años de experiencia, Cervezas Ambar ha sido siempre pionera en la elaboración de sus cervezas. Ejemplo de ello es la creación de la primera cerveza sin alcohol en 1976, y ha abierto camino en un mercado donde la innovación es la clave del éxito.
Además, su reciente lanzamiento, Ambar Triple 0, no solo rompe con los esquemas al ser una cerveza sin alcohol y sin azúcar, sino que también se distingue por ser neutra en emisiones, demostrando un firme compromiso de la compañía con el medio ambiente.
Preservar la esencia
Este proceso de elaboración comienza en los campos de cultivo y culmina en las instalaciones de la fábrica de Ambar, en Zaragoza, a orillas del Ebro.
Aquí, el lúpulo es trasladado directamente del campo a la planta, sin procesados intermedios. En lugar de someterse a la habitual peletización industrial, el lúpulo se muele en flor justo antes de cada cocción, preservando así sus perfiles aromáticos y garantizando una mayor frescura en la cerveza final.
Este proceso no solo asegura la máxima calidad del producto, sino que también simplifica la cadena logística al eliminar pasos. Enrique Torguet, director de relaciones institucionales, comunicación y ESG de Grupo Ágora, corporación a la que pertenece Ambar, señala que “esta tecnología de molienda permite obtener buenos rendimientos de extracción de los principios amargos del lúpulo, haciendo que la compañía sea más eficiente y sostenible”.
Un proceso novedoso
La cervecera aragonesa ha implementado un método innovador al trasladar el lúpulo directamente del campo a su planta de elaboración. Esta instalación única se encuentra dentro de la misma fábrica donde se realiza la molienda del lúpulo en flor antes de cada cocción. Este enfoque permite preservar los perfiles aromáticos que otorgan amargor a la cerveza y prolongar su frescura. Al no someter el lúpulo a procesos de peletización y mantener su protección antioxidante natural, se simplifica la cadena logística.
Para asegurar una molienda controlada del lúpulo con mínima exposición al oxígeno, se ha diseñado un molino cónico específico que opera bajo atmósfera de CO2 a una capacidad de 300 kg/h.
Elaboración cuidada
Antonio Fumanal, maestro cervecero de Ambar, destaca, por su parte, la importancia de este proceso al explicar que la molienda controlada “preserva las glándulas de lupulina, el reservorio natural de aromas y principios amargos del lúpulo, lo que garantiza la protección del contenido contra la oxidación”. “Este cuidado en la elaboración se traduce en un contenido más elevado de polifenoles antioxidantes, como el Xantohumol, que contribuyen a mantener el sabor fresco de la cerveza durante su almacenamiento” explica.
El compromiso de Ambar con la excelencia no se limita solo a la innovación en su proceso de elaboración, sino que también se refleja en su amplio catálogo de productos. Desde su icónica Ambar Especial hasta sus lanzamientos más recientes, como Ambar 1900 Sin Filtrar, una cerveza sin más complicaciones que abrir y disfrutar, la compañía continúa marcando nuevas pautas en la industria cervecera.