La suma de muchas pequeñas acciones genera un gran impacto positivo en el medioambiente. Hace más de un año, Banco Santander puso a disposición de sus clientes en España la posibilidad de entregar sus tarjetas caducadas o deterioradas para someterlas a un proceso de reaprovechamiento y transformación en mobiliario urbano.
Desde entonces, se han reciclado ya más de 680.000 de estos ‘plásticos’, que se han transformado en bancos que ofrecen descanso a los transeúntes en espacios públicos como plazas y parques. Esta medida es un ejemplo más de la apuesta del grupo financiero por la economía circular.
Una segunda vida para las tarjetas
Los primeros bancos urbanos ya se han estrenado en algunas ciudades españolas, como Valencia, Málaga y Santander, gracias a acuerdos con las autoridades locales, que definirán las zonas más adecuadas para su instalación. Por ejemplo, el Gobierno de Cantabria ha decidido que este mobiliario formará parte del Camino Santo Lebaniego. El grupo también ha desarrollado este proyecto con éxito en Portugal desde 2021.
Para los clientes, el proceso que permite una segunda vida a las tarjetas bancarias es muy sencillo: basta con depositar la tarjeta en uno de los cajeros habilitados para ello, y unos días después recibe un mensaje que les confirma que su tarjeta ha sido reciclada. Aquí comienza el proceso de la gestión de las tarjetas caducadas convirtiéndolas en materia prima para fabricar el mobiliario.
Ahorrar 22 millones de toneladas en un año
La entidad se ha fijado el objetivo de que en 2025 todas sus tarjetas estén fabricadas con materiales sostenibles en todos los países en los que opera. Y de hecho, desde hace dos años las tarjetas de débito y crédito en España, Portugal, Polonia y Reino Unido ya se producen con este tipo de materiales.
Se estima que, sólo en España, Santander ahorrará en 2023 más de 22 toneladas de plástico de un solo uso y 360 toneladas de CO2 equivalente por la emisión de más de 4,5 millones de tarjetas de materiales sostenibles.
Minimizar al máximo los residuos
La economía circular propone un marco de soluciones para dar respuesta a algunos de los grandes desafíos globales, como el cambio climático, la pérdida de diversidad, la generación de residuos y la contaminación. “Es un modelo de producción y consumo que implica compartir, alquilar, reutilizar, reparar, renovar y reciclar materiales y productos existentes todas las veces que sea posible para crear un valor añadido. De esta forma, el ciclo de vida de los productos se extiende. En la práctica, implica reducir los residuos al mínimo”, explican desde el Parlamento Europeo.
La sostenibilidad ha dejado de ser una opción para convertirse en una prioridad para el crecimiento y la rentabilidad de las organizaciones. “Las empresas que no sean sostenibles no podrán sobrevivir”, asegura el Pacto Mundial de las Naciones Unidas. Unas palabras que reflejan la realidad de los negocios de hoy en día. En este camino, la economía circular juega un papel muy importante.
Redefinir la producción y el consumo
“Teniendo en cuenta que todo lo que genera la naturaleza es un recurso o alimento para otro ser vivo, la economía circular supone imitar este flujo cerrado donde no existe el desperdicio”, señalan desde Banco Santander. Y lo contrapone al modelo tradicional, basado en el patrón coger, producir, consumir y tirar, un ciclo abierto que termina en grandes cantidades de basura y contaminación.
El grupo financiero, a través del portal Santander Impulsa Empresa, explica cómo pueden las organizaciones implementar diversos modelos de economía circular de manera eficiente.
Se estima que la Unión Europea produce más de 2.500 millones de toneladas de residuos al año. Un dato que pone sobre la mesa la necesidad de redefinir la forma en la que producimos y consumimos a nivel personal y empresarial. En la actualidad, China y Europa son los líderes mundiales en la transición hacia esta economía. No obstante, la ONU destaca también como “la banca privada, los bancos multilaterales de desarrollo y las instituciones de financiación del desarrollo han intensificado las inversiones en actividades de economía circular alrededor del mundo”.
Soluciones sostenibles
El Santander, con más de 161 millones de clientes, está decidido a acompañar a las personas y las empresas en la transición hacia una economía más verde. La entidad tiene el objetivo de alcanzar cero emisiones netas de carbono para 2050, no sólo en su actividad directa, sino también en la derivada de su actividad de financiación, asesoramiento e inversión.
El grupo no solo ofrece una amplia oferta de soluciones sostenibles, sino que pone en marcha también alternativas para aumentar el compromiso y la concienciación de los clientes. Entre ellas, una herramienta que permite medir la huella de carbono a partir de las compras realizadas con las tarjetas Santander y los recibos domiciliados.
La calculadora de huella de carbono es un servicio pionero en el mercado español: permite comprobar la huella de forma mensual (descrita en kilos de CO2 equivalente emitidos a la atmósfera y agrupados por categorías) y compensar estas emisiones de carbono colaborando de forma voluntaria en distintos proyectos, lo que en el mercado se conoce como créditos de carbono. Gracias a su tecnología blockchain, todas las transacciones de compensación de carbono son trazables, garantizando su impacto real en la lucha contra el cambio climático.
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