El lipedema es una enfermedad rara, crónica y dolorosa que afecta a millones de mujeres en todo el mundo, por lo que se sospecha una causa originalmente hormonal. A pesar de su prevalencia, el desconocimiento sobre esta dolencia significa que las personas a menudo pasan mucho tiempo sin un diagnóstico preciso.

Este trastorno afecta principalmente a las extremidades inferiores y, en algunos casos, a los brazos, y se caracteriza por una acumulación desproporcionada de tejido graso y agua en el tejido subcutáneo. La enfermedad puede causar dolor debido a la presión en los vasos circulatorios, aunque las manos y los pies están libres de enfermedad y el tronco no se ve afectado.

Diagnóstico

El diagnóstico de la enfermedad lipedematosa, según explica Ana Torres, especialista en Cirugía Plástica, Reparadora y Estética de Centro Médico Teknon, se basa principalmente en la historia clínica, familiar y la exploración física de las extremidades deformes y dolorosas. El signo de Stemmer, característico del linfedema, suele ser negativo en el lipedema. Un dictamen temprano y preciso es crucial para que el tratamiento sea efectivo y para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.

Además de la evaluación clínica, existen diferentes métodos de diagnóstico que pueden ayudar a confirmar el lipedema y excluir otras enfermedades con síntomas similares, como la Ecografía, la Linfografía, la Resonancia Magnética y el TC.

Tratamiento conservador

Los métodos compresivos, como las medias compresivas y los vendajes, pueden ser efectivos en las fases iniciales de la enfermedad para retener el acúmulo de líquido en los miembros afectados y controlar el dolor. Junto a una rigurosa dieta y a la práctica de ejercicio, mejora mucho los síntomas de la enfermedad, sobre todo en los estadios más precoces.

El tratamiento conservador incluye la ‘Terapia Descongestiva Compleja’ (TDC), que combina diferentes técnicas, como el drenaje linfático manual (DLM), vendajes compresivos, presoterapia neumática intermitente y prendas compresivas de tejido plano.

Tratamiento quirúrgico

En casos más avanzados o en los que estas medidas no son suficientes, es necesario realizar tratamiento quirúrgico que, aunque no es curativo, es el único que permite extraer la grasa patológica y disminuir la carga de la enfermedad.

La liposucción asistida por agua (Water jet-assisted Liposuction, WAL) utiliza un chorro de agua para romper y extraer el tejido graso, lo que permite una extracción más precisa y controlada del tejido adiposo. El tratamiento es duradero a largo plazo, ya que allí dónde se han aspirado las células grasas, no vuelven a crecer.

“Es importante destacar que la liposucción debe ser realizada por un cirujano plástico especializado en el tratamiento del lipedema y que además, es importante seguir un enfoque integral y personalizado para el tratamiento de esta enfermedad”, advierte la especialista, quien dirige un experto equipo de profesionales en el Instituto Ana Torres.

Otras terapias

Además de la liposucción, existen otras terapias que ayudan a tratar la grasa localizada y que se han demostrado efectivas, como la mesoterapia, la carboxiterapia y la crioterapia.

Estas terapias pueden ser aplicadas y utilizadas en las fases iniciales o puntualmente para mejorar localmente la apariencia de los lóbulos de grasa, los nódulos o para mejorar el dolor.