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Un recorrido por la isla de los siete faros
La impactante belleza de Menorca ofrece al visitante una enorme variedad de experiencias y un lugar con una historia milenaria donde empaparse de cultura
15 abril, 2021 00:00Menorca siempre ha sido una isla que ha atraído a un tipo de turismo muy variado. Su indiscutible encanto, y su historia milenaria, son la combinación perfecta para un viaje que no deja a nadie indiferente. Menorca es paz, es sencillez, pero también es lujo y es disfrutar por todo lo alto. Es alejarse de todo y encontrarse a uno mismo. Así, entre piedras milenarias y aguas turquesas, el visitante se encuentra en un continuo impacto de belleza instagrameable.
Siete faros apuntalan la sublimidad del paisaje menorquín, siete puntos que durante siglos han servido de guía para evitar los siniestros marítimos que ocasionan los temporales. Actualmente, se presentan como uno de los mayores atractivos turísticos desde donde contemplar, en lo alto de sus torres, vistas espectaculares.
Las torres que vigilan la isla
Los siete faros son maravillosos lugares desde los que observar sus acantilados, sus playas, y los increíbles cielos estrellados :
- Faro de Punta Nati: Está situado en el extremo noroeste de la isla, rodeado de un paisaje árido y desolador, debido a los efectos de la tramontana. La zona se caracteriza por sus acantilados escarpados y peligrosos arrecifes, que en su día causaron muchos naufragios.
- Faro del Cap de Cavalleria: Sin salir de la zona norte de la isla, se encuentra otro de los más importantes e imponentes. Se construyó en 1857 y sigue activo. Su torre mide 15 metros de altura y se erige a casi 100 metros sobre el nivel del mar.
- Faro de Favàritx: Uno de los más bonitos de la isla. Situado en el Parque Natural de s’Albufera des Grau, en medio de un paisaje agreste pincelado por el fuerte oleaje. Fue inaugurado en 1922 tras cinco de construcción. Su torre mide unos 30 metros y constituye un impresionante vigía de estas costas.
- Faro de Sant Carles: Es el de aspecto más sencillo de los siete que tiene la isla, también es conocido como el faro de Maó. Su acceso está restringido, ya que se encuentra dentro de una zona militar en las ruinas del Castillo de San Felipe.
- Faro de la Isla del Aire: Es la construcción de piedra más alta de la isla, y cuenta con una escalera de caracol de 176 escalones. Las vistas desde la cercana playa de Punta Prima son preciosas, pero también se puede visitar el islote donde se levanta que posee un valor ecológico incalculable con varias aves autóctonas en la isla y cuevas submarinas.
- Faro de Artrutx: Ubicado a 10 kilómetros de Ciutadella, este faro posee una torre de 34 metros y fue originalmente diseñado por el ingeniero Emili Pou.
- Faro de Punta Sa Farola: Está situado en la entrada del puerto antiguo de Ciutadella. Se construyó en 1863 para facilitar la entrada de los barcos a su dársena. Fue el primero de la isla que se convirtió en eléctrico en 1918.
Ciudades y pueblos de Menorca
Entre faro y faro, la isla la dibujan ocho ciudades con más de siete siglos de historia y un gran interés cultural: Maó (capital de la isla), Ciutadella, Ferreries, Es Migjorn Gran, Es Mercadal, Alaior, Es Castell y Sant Lluís. Además, hay tres pedanías: Llucmaçanes y Sant Climent que forman parte de Maó, y Fornells, que forma parte de Es Mercadal.
Uno de los ejemplos más destacados es Ciutadella, la ciudad más occidental de la isla y la sede del obispado, habitada por 29.315 personas, por lo que con Maó, es el municipio más importante de la isla.
Ciutadella, la ciudad del pasado
Las calles de Ciutadella son una muestra abierta de su pasado. Fue conquistada por vándalos en numerosas ocasiones antes de ser incorporada al imperio bizantino. Su nombre procede del periodo de dominación musulmana, que fue definitiva a partir del siglo X. Posteriormente pasó a manos de franceses, ingleses y finalmente españoles.
Alberga una pequeña ciudad fortificada, el casco antiguo, donde la presencia árabe aflora en las laberínticas callejuelas que salen desde la Plaça des Born, dentro de las murallas de la ciudad morisca. La historia también ha dejado una huella arquitectónica interesantísima, como su catedral gótica, con sus jardines señoriales o los majestuosos palacios y casas señoriales que en su mayoría se construyeron entre el siglo XVII y principios del XIX, bajo dominio inglés.
Maó, una ciudad cosmopolita
La capital administrativa, Maó, es junto a Citadella la ciudad más importante de la isla (cuenta con 28.942 habitantes). Aquí se encuentra el Consell Insular de Menorca, figura administrativa que ejerce de gobierno local, el mayor hospital público Mateu Orfila y el aeropuerto de la isla. Este constante ir y venir de pueblos ha transformado a Maó en una rica combinación de culturas. En una ciudad abierta y cosmopolita con un marcado carácter hospitalario y un perfecto equilibrio entre tradición y modernidad.
Las aguas de su puerto natural, uno de los más extensos del mundo y posiblemente el más grande en belleza, han sido históricamente puerta de entrada de numerosas civilizaciones. Situado estratégicamente en el centro del Mediterráneo, esta fortaleza natural abierta a oriente ha sido el refugio más deseado de este mar para protegerse de los vientos de tramontana, la furia marina y sobre todo las escuadras enemigas.
Gastronomía histórica
También la gastronomía de Menorca --que le ha valido el reconocimiento de Región Europea de la Gastronomía 2022-- es rica en matices de otras culturas que han dejado su poso en muchas de sus recetas. Como el vino, que implantaron los romanos; el cuscussó, dulce típico navideño, heredado de los árabes; la ginebra menorquina autóctona, el Gin Xoriguer, de influencia británica y el brou de xenc (caldo de ternera).
Y su famosa salsa mahonesa que durante la dominación francesa entusiasmó al Duque de Richelieu (siglo XVIII), quien exportó la receta a Francia con el nombre de mahonnaise, en honor a Maó.
Un paraíso azul
Junto a las posibilidades que ofrece su legado histórico y riqueza cultural, no cabe la menor duda de que el mayor atractivo de Menorca son sus playas. De hecho, todo su litoral es un paraíso de calas vírgenes, acantilados y rincones de arena blanca.
Estas son solo algunos ejemplos de las playas y calas con más encanto:
Cala s’Arenal d'en Moro:
Se trata de una de las más valoradas por su indiscutible belleza. La caracteriza una mágica combinación de arena blanca y del turquesa de sus aguas. Pero sobre todo, su encanto reside en el enclave natural en el que se encuentra, entre pequeños acantilados y vegetación, que la convierten en un lugar de ensueño.
Cala Escorxada, la cala secreta:
Aunque ya es de sobra conocida, a Cala Escorxada se le sigue considerando la cala secreta de Menorca y año tras año se mantiene como la joya de la corona para los que encuentran su escondite a una hora a pie desde el aparcamiento de Cala Mitjana y pasada la de Trebalúguer.
Playa de Son Bou:
Son Bou es la playa más grande de Menorca y por lo tanto una de las zonas con mayor concentración de turistas y comercios durante los meses de verano. Está a 8 km del centro de Alaior, y justo detrás de la playa se encuentra la urbanización de Son Bou, una de las más grandes de la isla.
La playa de Son Bou mide 2,4 km de extremo a extremo, tiene una arena muy fina de color blanco y fondos de arena poco profundos que hacen que el color turquesa del agua destaque mucho.
14 frecuencias semanales
Durante el mes de abril, Vueling opera la ruta Barcelona-Menorca con 14 frecuencias semanales. La aerolínea mantiene su firme compromiso de contribuir a impulsar la recuperación del sector turístico y económico en España y trabaja para aumentar la capacidad cuando la demanda se recupere, una vez la situación actual mejore y las autoridades levanten las restricciones.
Asimismo, continua con la implementación de las máximas medidas de seguridad a bordo recomendadas por las autoridades sanitarias y de aviación, garantizando un viaje con toda la seguridad y flexibilidad a sus clientes.