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“Si las vacas son felices, la leche es más buena”
Josep María Ruiz está al frente de Can Ribas, una de las granjas familiares de Danone, reconocida por la compañía con el Premio Mejor Ganadero
26 febrero, 2020 00:00Un paisaje idílico, vacas que descansan con música clásica, una familia que cuida con amor su granja. ¿Un anuncio de yogures? Sí y también una historia real. Danone no ha tenido que usar actores ni escenarios inventados para su último spot: Granjas familiares. Sus protagonistas son reales, la granja existe y ha sido reconocida con el galardón a Mejor Ganadero, en la novena edición de los Premios Ganaderos que otorga cada año la compañía. Al frente de Can Ribas, en Maçanet de la Selva, está Josep María Ruiz, de 39 años, la cuarta generación de una familia de ganaderos desde que su bisabuelo comprara el terreno en 1936.
“Yo he crecido aquí y es un privilegio tener todo esto montado, si lo hubiera querido empezar desde cero hubiera sido imposible”. Josep María representa la modernización del estilo de vida del granjero: vive en una población cercana a la granja con su mujer y sus dos hijos y puede tener días libres. Los fines de semana los pasa en Can Ribas con toda la familia. Para él, cuando terminan los días de descanso, no supone ninguna condena. “Nunca he sentido pereza por ir a trabajar un lunes, me ilusiona lo que hago”.
Un trabajo de lunes a domingo
Aun así, como cualquier trabajo del campo, el de ganadero es un oficio sacrificado. La jornada empieza pronto y hay mucho que hacer. Desde primera hora, Josep María y los tres trabajadores que con él gestionan la granja, han de poner la comida a las vacas, remover la tierra donde se sientan, revisar el correo, controlar la calidad de la leche del ordeño... “Es un trabajo de lunes a domingo y nos vamos turnando. Si tienes un bar, puedes cerrarlo un día, pero aquí no se puede cerrar nunca”.
De las 200 vacas con las que cuenta, se obtiene la leche fresca con la que luego se elaboran los yogures Danone. Para garantizar la mejor calidad y el mejor rendimiento posible, Josep María se aseguró de equipar Can Ribas con las últimas tecnologías en control y monitorización. La trazabilidad es exhaustiva: a cada vaca se le registra estrictamente cada dato desde su nacimiento (si van cojas, si han estado enfermas, cansadas, débiles) hasta el momento del ordeño, y se aplica el mismo procedimiento con la leche. “Esta es la manera de conseguir el producto con los mejores valores nutricionales sin riesgos para la salud”.
Apuesta por el bienestar animal
Josep María dice que las vacas cuando tienen miedo no quieren ni ver a las personas. Y estas, claramente, no lo tienen. Se te acercan, te lamen, les gusta que las acaricies. Aquí las vacas incluso tienen una zona de descanso con música clásica. “Cuando los animales son felices, la leche es más buena”.
Como cada una de las 220 granjas que tiene Danone por todo el territorio español, esta cumple con el Protocolo de Bienestar Animal que elaboró la compañía junto con la organización benéfica Compassion in World Farming y el Instituto de Investigación y Tecnología Agroalimentaria. AENOR ha certificado que todas las granjas de la compañía cumplen con este protocolo propio y que, además, cumplen con los requisitos de Welfare Quality®, un referencial europeo de Bienestar Animal.
“Creemos que es necesario integrar el bienestar de los animales y de las personas para poder llevar a cabo la producción de leche de calidad en un entorno saludable”, explica Antoni Bandrés, director de Gestión de Leche de Danone.
Distintivo B Corp
Bandrés también resalta la importancia de que la empresa esté certificada como B Corp, un reconocimiento que garantiza que la firma cumple con los más altos estándares de desempeño social y medioambiental, a lo largo de toda su cadena productiva. “Somos la primera compañía de gran consumo con este distintivo. Nos preocupa reducir la huella de carbono y por eso procuramos que todas nuestras granjas estén cerca de nuestras fábricas”, explica el directivo.
Mucho han cambiado las cosas desde que el padre de Josep María, Miquel, trabajaba en la granja en los años 90, con tan solo 12 vacas y distribuía la leche fresca a los hoteles de Lloret de Mar.