El 8 de marzo de 2018 se resquebrajó el techo de cristal, que aún frena la igualdad real de género, cuando las calles se llenaron de mujeres que reivindicaban sus derechos. Un impulso que se alza contra cuestiones como la brecha salarial o las agresiones machistas. Se trata pues de un renacimiento del movimiento feminista, como apunta la socióloga Marina Subirats.
De ser “cuatro locas”, el movimiento feminista ha pasado a llenar calles y ciudades para reivindicar la igualdad. Y en este contexto tiene lugar la huelga del 8M, con celebra el Día Internacional de la Mujer. Con motivo del ciclo Después del muro: un mundo en cambio, organizado por la Escuela Europea de Humanidades y el Palau Macaya de la Fundación La Caixa, Subirats explica que se han ganado batallas pero aún queda camino por recorrer.
Frenar la violencia
Una de las victorias del feminismo es que el “horizonte” ha dejado ser “casarte y tener hijos”. “Si cuando tenía 20 años me hubieran dicho que vería a mujeres en el Parlamento, a la primera alcaldesa de Barcelona o que yo misma sería catedrática emérita en Sociología y regidora de Barcelona, no me lo hubiera creído”, afirma Subirats.
Una de las principales reivindicaciones es la de frenar la violencia de género, que en 2018 se cobró la vida de 47 mujeres. No obstante, Subirats señala el cambio en la mentalidad de la sociedad: “Cuando era directora del Instituto de la Mujer en Madrid del 93 al 96 y la policía me pasaba el listado de mujeres asesinadas por sus maridos, amantes y demás, ¡ni siquiera los diarios querían publicar la noticia! Era algo invisible e invisibilizado. Ahora lo podemos hablar”.
La socióloga Marina Subirats, reconocida feminista / La Caixa
Actitudes machistas
No obstante, alerta de que la mentalidad no ha cambiado “tanto como parece”. “A mí me decían que fregara los platos mientras mis hermanos salían a jugar, yo preguntaba por qué y discutíamos. Sabías contra qué luchabas. Ahora es más sutil. Te venden que tienes que ser muy guapa y delgada e ir maquillada y arreglada y triunfarás”, explica la socióloga.
A este respecto, Subirats advierte: “Las mujeres también somos machistas, porque hemos sido educadas en una cultura machista”. Tanto es así, que reconoce que en el día a día aún persisten vestigios de este comportamiento. “Un día vinieron un sobrino y una sobrina a comer a casa, y en un momento le dije a ella: “Pon la mesa”. Y pensé: “¿Por qué no se lo digo a los dos?”. Y ahí se me ocurrió una cosa que recomiendo: antes de decirle algo a alguien, pregúntate si le dirías lo mismo si fuera del sexo contrario”.
"Revalorizar el género femenino"
Entre los objetivos que aún quedan pendientes, se encuentra “revalorizar todo lo que proviene del género femenino”al tiempo que “cambiar el modelo de género masculino”. “Seguimos educando a los niños para ser guerreros, fuertes, para imponerse, no tener miedo a nada ni nadie…, cuando la figura del guerrero ya no es útil en nuestra sociedad”, señala la experta. De cara al futuro próximo, Subirats anhela ver a “una mujer al frente del Gobierno y de la Generalitat” y que estas introduzcan “una forma de hacer política diferente: en vez de insultos y confrontación, colaboración, acuerdos y trabajo en equipo”.
Esta socióloga escribió Rosa y azul, un libro sobre el papel de los géneros en la escuela mixta. En este sentido, explica que es momento de “educar a los hombres de otra manera”. “Las niñas ya han ido cambiando. Fíjate en que mi padre no quería que fuera a la universidad para que no me frustrara porque, total, como mucho podría ser secretaria”, sentencia.