Nos apasiona indagar esos pueblos menos conocidos, que no aparecen en los mapas turísticos, porque esconden joyas gastronómicas auténticas. Al huir del turismo masificado, descubrimos establecimientos donde la comida se convierte en un puente directo con la esencia del lugar: desde guisos tradicionales hasta ingredientes de kilómetro cero servidos con cariño. Visitarlos es una experiencia de inmersión cultural, ya que nos conecta con la historia local, los sabores de siempre y la hospitalidad de la gente del lugar.
El desconocido pueblo catalán
Uno de estos pueblos desconocidos es Pujalt, ubicado en la comarca de l’Anoia, haciendo frontera con Barcelona y la comarca de la Segarra. Por su situación en el centro de Cataluña, se pueden ver los Pirineos, Montserrat, las sierras de Pinós y de Boixadors y las montañas del Pla d’Urgell. Tiene tan solo 210 habitantes, según datos del INE 2024.
De hecho, el municipio está formado por cinco núcleos: l’Astor, Conill, la Guàrdia Pilosa, Vilamajor y Pujalt. Tiene una superficie de 31,4 km², y a pesar de ser tan pequeño, destaca por la gran diversidad de actividades que ofrece. Además, cada uno de los núcleos mencionados tiene una identidad particular, y el ayuntamiento así lo ha potenciado.
Calles de Pujalt
Qué visitar
Uno de los principales lugares de interés es la iglesia parroquial de Sant Andreu, situada a la salida del núcleo de Pujalt. Datada de finales del siglo XI, es de estilo románico tardío, y destaca la torre del campanario, del año 1871.
También, el castillo de Pujalt, del siglo XI, se encuentra en la cima de la colina del pueblo. Actualmente, solo se conservan algunos tramos del muro perimetral. Al lado de este, está la capilla de Sant Ponç, que hace unos años fue restaurada por algunos vecinos del municipio.
También, te recomendamos visitar el Memorial del Ejército Popular, un centro de interpretación del campamento militar del Ejército Popular de la República en Pujalt. Este ofrece diferentes recorridos por el entorno natural y explica cómo fue esta etapa oscura de la historia del país.
Además, vale la pena visitar el Observatorio astronómico de Pujalt, que ofrece actividades, sesiones de observación con telescopios, conferencias y talleres sobre el espacio.
El restaurante de Pujalt
Si descubres este pueblo, no puedes perderte el Restaurante Masia La Figuera, ubicado en una casa solariega del siglo XVII, situada en la plaza Àlex Botines de L’Astor. Mantiene la estructura arquitectónica original, adaptada al confort actual; y su entorno medieval, rodeado de prados y robledales verdes durante todo el año, crea un ambiente cálido, familiar y auténtico.
Su cocina es la tradicional de payés, basada en productos de proximidad y recetas locales. El plato estrella son las albóndigas de carne de vacuno y cerdo con relleno confitado. Entre otras especialidades destacan: la crema catalana, el mató de monja, las sopas, los guisos, los pollos de corral, el fricandó con guisantes y setas y las calçotadas con carne a la brasa. Ofrecen un rico menú diario con primer plato, segundo plato y postre por 23 euros.
Además, ofrecen actividades complementarias como paseos a pie, en bicicleta o a caballo, rutas en quad, vuelos en globo o avioneta desde Igualada, visitas al observatorio astronómico de Pujalt, al Memorial del Ejército Popular y a los castillos cercanos. Organizan experiencias como "Sopars sota les estrelles": cenas bajo las estrellas con menú especial y observación astronómica.
Entrecot con patatas del restaurante Masia La Figuera