El gazpacho es una sopa fría con una historia milenaria que remonta sus orígenes a la Hispania de la época romana y Al-Ándalus. En sus inicios -más de 2.000 años atrás- era una mezcla de pan remojado, aceite, agua, vinagre y ajo, destinada a alimentar a jornaleros y a campesinos que trabajaban en el campo. El término procede del latín caccabaceus (“relacionado con caldero”) y se vinculaba a preparaciones que aprovechaban pan duro para crear sopas austeras y saciantes.
Fue a partir del siglo XVI, con la llegada del tomate y el pimiento desde América, que esta sopa fría adoptó la forma que conocemos hoy: el clásico gazpacho andaluz, que combina tomate, pepino, pimiento, ajo, pan, aceite de oliva, vinagre y agua, servido bien frío -a veces incluso con hielo- como símbolo refrescante y saludable del verano.
Desde entonces ha generado múltiples variantes -incluyendo gazpachos de frutas, ajoblanco y estilos regionales como el manchego (caliente), extremeño o murciano-, evolucionando sin perder su esencia: una receta humilde, adaptable y perfecta para combatir el calor.
Receta del gazpacho de Joan Roca
Estos son los ingredientes para la receta del gazpacho, por Joan Roca:
- 6 tomates.
- 250 g. de cerezas.
- Aceite de oliva.
- Vinagre.
- Sal.
- Pimienta molida.
- Tomates cherry.
Para su elaboración, seguiremos los siguientes pasos:
- Limpiamos y cortamos pequeño los tomates.
- Limpiamos y extraemos el hueso de las cerezas.
- Trituramos los tomates con las cerezas.
- Añadimos aceite de oliva y vinagre, un poco de sal y pimienta molida. Volvemos a batir.
- Colamos el gazpacho con un colador chino.
- Emplatamos el gazpacho colocando unos trocitos de cereza junto a unas tiras de tomate cherry en el fondo del bol.
- Terminamos aliñando con un toque de aceite de oliva y un golpe de pimienta.
Gazpacho
Propiedades de las cerezas
Las cerezas son el fruto del cerezo y son conocidas por su sabor dulce y refrescante. Están compuestas, aproximadamente, de un 83 % de agua, lo que las convierte en un snack hidratante y ligero. En ese mismo moderado aporte calórico, ofrecen fibra, vitamina C, vitamina A, y vitaminas del grupo B, además de minerales clave como potasio, magnesio, fósforo, calcio y algo de hierro.
Pero su verdadero poder reside en su contenido en antioxidantes, especialmente, antocianinas y polifenoles, que les dan su color rojo intenso y las convierten en una fruta con fuertes propiedades antiinflamatorias y protectoras frente al estrés oxidativo. Esto ha sido relacionado con beneficios concretos como la mejora de la salud cardiovascular (reducción del colesterol LDL y la presión arterial), el alivio de dolores articulares y musculares, incluso en casos de artritis y gota, y una recuperación más rápida tras ejercicio intenso.
Además, las cerezas destacan por su contenido en melatonina y triptófano, lo cual las convierte en un aliado natural para regular los ciclos de sueño y mejorar su calidad. Incluso se las aconseja como parte de una dieta equilibrada para mantener una buena salud intestinal y controlar el peso, gracias a su aporte en fibra, bajo índice glucémico y alto poder saciante.
Cerezas