Los bares centenarios tienen algo especial que nos atrae de manera única. No es solo el hecho de que han sobrevivido a lo largo del tiempo, sino todo lo que esconden: historias, tradiciones y una atmósfera que no se encuentra en ningún otro sitio. Cuando entramos en uno de estos lugares, nos sumergimos en una especie de viaje en el que el pasado y el presente se encuentran, como si el tiempo se hubiera detenido.
Además, es fascinante ver como la decoración, los muebles y hasta el ambiente se mantienen casi intactos, preservando una esencia que nos conecta con épocas pasadas.
El restaurante centenario de Girona
El restaurante L'Argadà es un local centenario de Girona, fundado en el año 1893, donde lo más característico es la brasa que tiene en medio del establecimiento. Aparte de todos los productos que se pueden cocinar a la brasa, el único con cocina abierta.
Precisamente, es conocida por: la cocina de cazuela, es decir, por ser la comida de antes, donde cada semana se pueden encontrar platos muy representativos de la gastronomía catalana y, también, de temporada.
Aquí se elaboran platos típicos como la escalivada, la escudella, la carn d'olla, los caracoles a la llauna o el bacalao con pisto. Además, en cada mesa siempre hay tostadas y tomates y ajos para untarlas. Durante la temporada de calçots, también, se organizan calçotadas para grupos y se preparan calçots para llevar.
También, ofrecen menús para grupos, menú de invierno, menú diario de lunes a viernes -que varía según los productos de mercado de cada semana- y menú infantil. Por supuesto, también cuentan con platos para personas celíacas y con servicio de comida para llevar.
L’Argadà dispone de varios espacios en los que podrás disfrutar de la comida: dos grandes comedores, dos comedores privados y una terraza de verano para degustar los platos al aire libre.
Platos especiales
Ya se nos hace la boca agua con la buena gastronomía que ofrece el restaurante L'Argadà y con sus buenos platos. Algunos de ellos merecen una mención especial:
Escudella con pasta y carne: uno de esos platos de temporada de invierno y de cuchara que más piden. Temporada: de noviembre a marzo.
Habas y guisantes a la menta: es uno de los más característicos de su cocina de cuchara. Lo tienen todo el año y gusta mucho, es de los que hacen xup-xup y cuando lo tienes en el paladar es una gozada. Temporada: todo el año.
Calçots a la brasa con su salsa hecha en casa: un plato que piden durante todo el año, pero que, por desgracia, solo tienen cuando es su temporada. Es uno de esos que hace unión, de los que se vienen a comer con la familia y con amigos y porque no, echarse unas buenas risas. Temporada: de enero a marzo.
Costillas de cordero de can Pauet de Jafre: cocinadas con brasa de encina que les da mucho más sabor y que quedan muy buenas. Temporada: todo el año.
Ensalada de tomates de Torroella y la cebolla de Figueres: otro clásico que suelen pedir todo el año, directo de la huerta a la mesa. Temporada: de junio a septiembre.
Caracoles a la grotesca: uno de los platos estrella del restaurante. Se cocinan a fuego lento y se sirven junto a su alioli y su salsa de tomate. Temporada: todo el año.
Pulpo de Llançà a la brasa: un producto que viene, directamente, desde el mar y que hacen todo el proceso del cocinado en casa. Lo rematan con su toque de brasa encina que le da ese gusto tan característico y que hace que se deshaga en la boca. Temporada: todo el año.