Jordi Bertomeu, exCEO de la Euroliga de baloncesto
No sería posible reconstruir la historia de la etapa más exitosa del baloncesto español e, incluso, europeo sin incluir la figura de Jordi Bertomeu en un lugar muy elevado. El ejecutivo catalán aunó pasión, talento y audacia para romper moldes, y desafiar poderes establecidos desde hacía mucho tiempo para contribuir al nacimiento de una de las competiciones más atractivas de cualquier deporte, como es la Euroliga de básquet.
Resulta llamativo, aunque sucede con relativa frecuencia, que aquello que llega para romper moldes, acabar con las antiguas estructuras llenas de rigideces y anquilosadas en el pasado y aportar chorros y corrientes de aire fresco acabe convertido en algo, al menos, similar a lo que había venido a sustituir.
Fue algo de lo ocurrido a la Euroliga que, aún hoy, tres años después de prescindir de Bertomeu, sigue sumida en una suerte de crisis existencial. Y a la espera de una ansiada renovación que no termina de llegar, y que sólo es capaz de parchear con la entrada de dinero. De Oriente Medio, por supuesto, que es donde está.
Por eso, la idea en la que ahora trabaja Bertomeu, con el oscuro anhelo de poner nerviosa a la máxima competición europea, llega teñida de muchas dudas. Siempre será loable la aparición de alternativas y proyectos que aporten algo distinto o que solventen los problemas de siempre. En el caso del ejecutivo catalán, su pasado le avala y le penaliza, prácticamente a partes iguales.
