Juanma Moreno

Dos ejecutivos de distinto signo que, en el caso del popular, no había gobernado nunca en su tierra; y en el caso del socialista, no lo hacía desde 2010. Dos gobiernos que se esmeran en gobernar "para todos los ciudadanos", convocan "mesas de diálogo" sectoriales, apuestan por la moderación, buscan proyectar a sus territorios en países como China y Japón, visitados por ambos este 2025, y aspiran a liderar económicamente España. 

Como detalla el texto, no obstante, la tónica habitual de estas casualidades es que el Govern del PSC tome la iniciativa y el del PP andaluz le imite, como sucedió con la campaña Catalunya lidera que Bonilla copió meses después en su región, por citar un solo ejemplo. 

Vaya por delante que no hay nada negativo en apropiarse ideas ajenas si se consideran buenas. Es, de hecho, la opción más sabia en muchas ocasiones. Y especialmente hablando de política, donde las comparaciones son un barómetro imprescindible para valorar, actuar y, en definitiva, gobernar. Si las propuestas ya han funcionado en otros lugares, se deben considerar. 

En cualquier caso, el clima político que reina hoy en España, especialmente dentro de la M30, implica sorpresa al tratarse de un presidente azul y otro rojo. Condenados, aunque indirectamente, a enfrentarse.

Y llama la atención que las ocurrencias de Bonilla y su equipo lleguen justo después de las de Illa, sin margen ni disimulo alguno.

Pero tampoco reconocimiento. Aunque en el fondo no sea más que la asunción de que algo bien está haciendo el actual Govern.