Jeffrey Epstein

Jeffrey Epstein

Examen a los protagonistas

Jeffrey Epstein

Matar después de morir

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El pedófilo Jeffrey Epstein apareció muerto en el calabozo en el que esperaba a pasar ante el juez y se nos dijo que la cosa había sido un suicidio, aunque nos costó un poco creerlo y, a día de hoy, seguimos sin estar muy convencidos de que así fuera: el sujeto tenía demasiada información sobre sus compañeros de fechorías, por lo que más de uno debió respirar aliviado cuando se fue a dormir en su celda y no despertó. Algunos han acabado pringando, como el ex príncipe de Inglaterra, el ciudadano Andrew Windsor, quien carga además en su conciencia con el suicidio de Virginia Giuffre, la chica de la que abusó a conciencia con la bendición del señor Epstein.

La lista de amiguetes del bueno de Jeffrey era muy extensa e incluía a gente como Woody Allen, ya marcado por los presuntos abusos a su propia hija, o Bill Clinton, conocido como rijoso profesional desde el incidente con la becaria Monica Lewinsky. Pero el tipo que más veces sale en fotografías acompañando a Epstein es Donald Trump, que gana por goleada a los demás: en Nueva York, en la isla privada del súper pedófilo, en fiestas y actos sociales, con la novia de Epstein, Ghislaine Maxwell, actualmente en el trullo…

Lo que podríamos denominar The Epstein Files se va filtrando con cuentagotas, para disgusto de Trump, aunque también es verdad que, si sus fans le votaron, pese a disponer de un extenso historial delictivo, tampoco creo que se escandalizaran si se descubriera que le gustaban las niñas. Como él mismo declaró, podría volarle la cabeza alguien en la Quinta Avenida y ni así perdería el favor de sus creyentes.

Para despistar, Trump la ha tomado con Venezuela y, afortunadamente para él, como a nadie le interesa lo que pueda ser de Nicolás Maduro (salvo a Rodríguez Zapatero y a los de Podemos), el mundo le ha dado permiso implícito para machacarlo a su gusto. Empezó desintegrando barcas con narcotraficantes (o pescadores, según otras versiones), a los que se remató in situ gracias a ese muchacho tan proactivo que es Pete Segeth, ministro de la guerra, ya que no de la defensa (eso es para mariquitas europeos), y ya habla de dar inicio a los ataques por tierra. De todos los países que se dedican al narcotráfico, Trump ha elegido Venezuela para salvarla del tirano Maduro, no para echar mano del petróleo, como insinúan algunos comunistas irredentos.

Pero la venganza del difunto Jeffrey Epstein, demorada y en diferido, sigue pendiendo sobre nuestro hombre (y sobre varios más, intuyo). Es una venganza lenta, ejecutada en un frío cadavérico, cuya fuerza y cuyo alcance están aún por ver. La pedofilia acabó con la carrera de Gary Glitter, célebre payasete del Glam Rock más garrulo. ¿Será capaz de acabar también con la funesta trayectoria del presidente más infame que vieron los tiempos? Ojalá, pero que pase pronto, debe estar deseando Nicolás Maduro.