Mateo Valero, director y fundador del Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS)
El Barcelona Supercomputing Center (BSC-CNS) no se entendería sin Mateo Valero; directamente, tampoco existiría. El director y fundador de esta infraestructura, que goza de una de las tecnologías más avanzadas de Europa y da trabajo a más de 1.400 personas en la capital catalana, ha recibido el reconocimiento que merece por el 20º aniversario del centro de investigación en el Auditorio Vèrtex de la Universitat Politècnica de Catalunya.
El ingeniero y profesor universitario, nacido en Zaragoza 73 años atrás, sentó las bases de la supercomputación en España hace cuatro décadas, que no pasaron inadvertidas ayer ante un público con el que conectó de principio a fin gracias a su ingenio y facilidad para el chascarrillo. Valero remó con fuerza para conseguir financiación privada y pública --"nos decían que España no era un país científico y que no íbamos a hacer nada", recordó--, y en 2004 creó el ordenador más potente de Europa y el cuarto del mundo.
En 20 años, aquella primera versión ya se ha perfeccionado cinco veces, y próximamente alcanzará su sexta generación para seguir avanzando en el diseño de nuevos fármacos y vacunas, la predicción de desastres climáticos, la búsqueda de nuevas fuentes de energía, la defensa del país... y ahora, la inteligencia artificial. El científico se ha propuesto convertirlo en "el centro de investigación con más prestigio en el diseño de chips para IA", y hacer de Barcelona "el design valley de Europa".
Porque "quien controle la IA, la computación y los datos, controlará el futuro", dijo; y la ansiada soberanía tecnológica europea pasará necesariamente por la capital catalana.
La consellera Núria Montserrat habló en nombre del president Salvador Illa para referirse a Valero como "no sólo uno de los científicos más brillantes, sino una persona con una humanidad, sencillez y empatía excepcionales". De hecho, todo aquel que se refirió tanto desde el escenario como entre bambalinas al fundador del BSC-CNS se deshizo en elogios hacia él. Prueba de la gran sintonía que ha creado con las instituciones a base de esfuerzo, talento y compromiso por hacer la mejor ciencia que se pueda ver en el mundo.