Eugenia Bieto, presidenta de la Coordinadora Catalana de Fundacions

Eugenia Bieto, presidenta de la Coordinadora Catalana de Fundacions Cedida

Examen a los protagonistas

Eugenia Bieto

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La Coordinadora Catalana de Fundacions defenderá hoy el impacto económico y social del tejido de entidades sin ánimo de lucro en Cataluña. La asociación-paraguas sacará pecho del músculo asistencial en la región, y dará datos y argumentos de por qué debe seguir existiendo. 

Todo ello es verdad, como también lo es que el ecosistema de fundaciones ha producido escándalos gravísimos en los últimos meses. Los más relevantes han tenido lugar en la red Cellex, creada desde el patrimonio del empresario y mecenas Pere Mir, y en la Fundación Vila Casas, que germinó de la riqueza que creó el celebrado patrono Antoni Vila Casas

En ambos casos ha quedado claro --a la espera de la investigación penal que se cierne sobre la primera-- que las fundaciones adolecen de falta de control y de una operativa ajena a los férreos mecanismos a los que están sometidas tanto las empresas privadas como las administraciones públicas. 

Situadas en un limbo gracias a su noble objetivo filantrópico, las fundaciones escapan de mucha fiscalización financiera, lo que da lugar a episodios inquietantes, como la carrera por rapiñar los actvios de Cellex, como la casa en La Pleta de Baqueira Beret que se quedó uno de los albaceas del testamento de Mir, Josep Tabernero

Además de golpearse el pecho para celebrar lo buenas que son las entidades sin ánimo de lucro, cabría pedir un mayor control y autoexigencia, algo que no se ha escuchado hasta ahora.