El secretario cuarto de la Mesa y diputado de ERC en el Parlament, Ruben Wagensberg, en una imagen de archivo Barcelona
Ruben Wagensberg deja ERC y su escaño en el Parlament para "volver al activismo por los derechos humanos", un ejercicio que retoma tras participar en distintos proyectos similares durante su juventud, antes de embarcarse en una carrera política que ha resultado discreta.
Pese a su poca incidencia tanto en la Cámara catalana, donde fue secretario de la Mesa, como en su partido, pese a que los republicanos gobernaron en solitario durante un par de años, se le conoce por haberse fugado a Suiza al aparecer su impronunciable apellido en la causa contra Tsunami Democràtic como presunto instigador de los famosos disturbios en otoño de 2019, incluida la ocupación del aeropuerto de El Prat en la que falleció una persona.
Al ser imputado por terrorismo, Wagensberg desapareció del Parlament con una baja médica para instalarse en el extranjero y su rostro empezó a aparecer junto al de Puigdemont o Comín como, a juicio del secesionismo, exiliado y represaliado del procés.
Volvió justo para el pleno de la investidura de Salvador Illa, que votó a favor. Y con la victoria de Oriol Junqueras en las primarias del partido sus aspiraciones quedaron truncadas como las de la práctica totalidad de los roviristas que aspiraron a desplazar al exvicepresidente de la cúpula de ERC.
Ahora, sin pena ni gloria, Ruben se va. Y el líder de ERC, si no se altera el orden de las listas por Barcelona, podrá colocar a otro de los suyos en un grupo parlamentario que tutela a través de peones como Ester Capella o Joan Ignasi Elena pero en el que siguen habiendo voces discordantes. Algo que, a nadie se le escapa, no es del agrado del de Sant Vicenç dels Horts.