Idafe Martín Pérez

Idafe Martín Pérez

Examen a los protagonistas

Idafe Martín Pérez

El cazador de fascistas

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El periodista canario Idafe Martín Pérez (Tenerife, 1977) lleva el nombre de un conocido pedrusco de la isla de La Palma, el Roque Idafe, pero ese gentilicio también quiere decir guardián o centinela en la lengua de los guanches. La verdad es que ese nombre le viene como anillo al dedo a nuestro hombre, ya que siempre se ha distinguido por su contundencia verbal contra el fascismo (o lo que él identifica como tal, es decir, cualquiera que no comparte la política de Pedro Sánchez) y por su actitud vigilante y justiciera a la hora de poner a caer de un burro a aquellos de sus colegas que formen parte de la fachosfera, palabro de su invención.

Aunque lleva desde el año 2005 en Bruselas, trabajando para el diario argentino Clarín, así como para otros medios sudamericanos, nadie sabía quien era el bueno de Idafe hasta que El País, cuando ya se había convertido en el boletín del club de fans de Pedro Sanchez, le encargó una columna semanal para ciscarse en todos los presuntos enemigos de la democracia que infestan la prensa española (fue él quien rebautizó The Objective como The Ojete, rasgo de ingenio singular que luego amplificó, ¿quién si no?, el inefable Oscar Puente). Jueves a jueves (contraprogramado por la columna de Daniel Gascón, que no sé cómo aún no ha sido despedido de El País por su actitud disolvente ante el gobierno que nos protege del fascismo), vuestro muchacho trabajador activista (que es como firmaba sus delirantes misivas el Ignatius J. Reilly de La conjura de los necios) hacía una selección de fascistas y los ponía verdes en su diario.

Su maniqueísmo sin fisuras y su servilismo al gobierno no tardaron en aportarle mejoras en su calidad de vida: fue contratado por Su Sanchidad para el departamento de comunicación que dirige su fiel jefe de gabinete, Diego Rubio. Un chollo de cargo en el que, sin embargo, apenas ha permanecido seis meses (también es verdad que se trataba de un trabajo de puertas adentro y que no podía insultar a nadie desde allí).

Cansado de pasarse la vida entre Madrid y Bruselas (o eso dice), nuestro Idafe ha optado por la capital belga, desde donde piensa lanzar un diario digital en español sobre la comunidad europea (es de esperar que amplíe su foco de cazador de fascistas, pues también debe haberlos en Bruselas y en el resto de grandes urbes europeas, y si no, que se los invente, como ya hacía en El País).

La verdad es que echo de menos su columna semanal en el boletín del club de fans de Pedro Sánchez. De la misma manera que leo a columnistas catalanes del prusés para reírme un rato, no sé si con ellos o de ellos, el periodismo acusica, repelente y tergiversador del gran Idafe me proporcionaba algunos momentos de solaz durante la cada día más aburrida lectura de los periódicos. Quedo a la espera de ese diario europeo para ver los fascistas que descubre Idafe y cómo los ajusticia con su verba amena, comprometida y progresista.