El empresario Nicolás Mayol y Marina Vela de Barcelona
Nicolás Mayol ha encajado una noticia que, por esperada, no deja de ser negativa para su reputación. El polémico gestor del Marina Vela ha sido apeado del puerto deportivo a los pies del Hotel W de Barcelona. Lo hace tras dos décadas y dejando tras de sí un cuestionable legado. El propietario de Formentera Mar incumplió varias de las promesas que debían reflotar la otrora Bocana Norte, en detrimento de los intereses de aquellos que invirtieron en la lujosa dársena.
Si bien reconvertió el enclave, lo hizo a trancas y barrancas y dejando una deuda de 40 millones de euros, que debió sanar Incus Capital. Fondo que puso orden en las cuentas y logró arrebatarle el poder al mallorquín, aunque este guardaba su última bala. Con solo tres acciones, ejerció el derecho de tanteo y retracto para torpedear la compra a cargo de Azulona Marinas, que ha debido esperar a que la Autoridad Portuaria de Barcelona (APB) desechara la oferta de Mayol y aprobara la cesión de manera definitiva.
No se le guardará buen recuerdo a Mayol a la sombra del Hotel W; tampoco en Formentera ni en Ibiza, donde también vio perder, entre críticas, sus correspondientes concesiones.
