
El presidente del Banco Sabadell, Josep Oliu
Las restricciones impuestas por el Consejo de Ministros a la operación de concentración diseñada por el BBVA para asumir el control del Banco Sabadell inclinan el terreno para que el primero consiga sus objetivos. Una maniobra hostil articulada con una OPA, que ha generado una práctica unanimidad de posturas contrarias por parte de agentes sociales, Administraciones y grupos de interés.
Sin embargo, pese a que el clima no ha sido propicio para el oferente, una de las claves para que el proceso se encuentre actualmente en peligro ha sido la labor de resistencia del Sabadell, comandada por su presidente, Josep Oliu. Desde el rechazo del consejo de administración a la primera propuesta del BBVA, por entonces, de carácter amistosa, la posición del veterano banquero se ha mantenido inamovible: el futuro del Banco Sabadell será más propicio en solitario, gracias a su capacidad de generación de capital y de crear valor para sus socios.
Esta declaración de intenciones se hubiera quedado en un mensaje vacío de no haber sido corroborada por los hechos. Trimestre a trimestre, los resultados del banco han confirmado que las palabras de Oliu estaban lejos de constituir un brindis al sol.
La estrategia de la entidad, con la oportuna decisión del regreso de la sede al municipio barcelonés que le vio nacer y del que tomó el nombre y la elaboración de un plan estratégico a tres años que dará a conocer próximamente, ha sido una demostración de que, lejos de estar bloqueado en su defensa de la OPA, el Sabadell ha seguido en estos meses vivo y activo.
En este tiempo, Oliu no ha dejado de estar en contacto con los accionistas. Tanto a través de cartas como de encuentros periódicos con grupos reducidos, el presidente de la entidad ha optado por asumir personalmente, junto con su consejero delegado, César González-Bueno, la labor de actualizar la información y aclarar las muchas dudas que la operación ha podido generar en los socios del banco. Una cercanía cultivada a lo largo del tiempo y cuyo fruto bien podrá ser la fidelidad con el proyecto de la entidad catalana.