
Manuel Fernández, director general de Clínicas Eva
La trayectoria de Clínicas Eva, uno de los grupos referentes en reproducción asistida en España, ha estado marcada por años de experiencia, innovación y confianza depositada por cientos de mujeres y familias. Al frente de esta estructura se encuentra Manuel Fernández, su CEO. Sin embargo, incluso los proyectos con más trayectoria pueden tambalearse si no se garantiza lo esencial: una comunicación humana, eficaz y responsable.
El caso de una madre que pasó dos años sin conocer el paradero de sus embriones congelados no puede despacharse con frialdad burocrática. Aunque desde la compañía aseguran que dicho material genético nunca se extravió, el daño ya estaba hecho: la afectada vivió una auténtica odisea en busca de respuestas que nadie supo darle. La clínica donde realizaba su tratamiento cerró, los profesionales no supieron informarle adecuadamente, y su historial clínico sigue hoy en paradero desconocido.
La empresa apunta que se trata de un único caso, como si la estadística pudiese justificar la negligencia. No lo hace. Cuando lo que está en juego es la posibilidad de volver a ser madre, el derecho a estar informada y el acceso a datos médicos esenciales, no hay margen para el error.
Este episodio debe servir como un punto de inflexión; para recordar que el prestigio de una empresa no se mide sólo en cifras o éxitos clínicos, sino también en la forma en que gestiona sus fracasos. Aunque sean pocos. Ahora, pues, toca hacer autocrítica y revisar qué es lo que ha fallado, revisar los protocolos de atención y asumir que incluso un solo caso importa, porque detrás de él hay una vida, un deseo y un proyecto de maternidad truncado por el silencio.