
Rubén Viñuales, alcalde de Tarragona EUROPA PRESS
La decisión del alcalde de Tarragona, Rubén Viñuales, de promover el primer cementerio municipal y civil de la ciudad es mucho más que una medida urbanística: es un gesto profundamente simbólico. En una sociedad cada vez más diversa, garantizar entierros multiconfesionales en un espacio laico y respetuoso con todas las sensibilidades religiosas y culturales es una apuesta firme por la inclusión real.
El nuevo recinto, que acogerá no sólo enterramientos católicos, sino también espacios específicos para comunidades como la musulmana, representa un paso adelante en la normalización del pluralismo que define nuestras ciudades.
Además, la propuesta incluye una modificación pionera de la ordenanza municipal para permitir el enterramiento de animales de compañía. Un gesto que no es menor: para muchas familias, estos seres son parte esencial del núcleo afectivo. Poder darles un último adiós en condiciones dignas supone reconocer su papel en nuestras vidas.
Esta doble sensibilidad —tanto hacia la diversidad humana como hacia el vínculo con los animales— refleja una forma de gobernar más humana, más conectada con la realidad de la ciudadanía. Un ejemplo a seguir, sin duda.