
El consejero delegado de Inditex, Oscar García Maceiras
Los ritmos de incremento de ventas de Inditex se reducen con cierta rapidez. El gigante de la moda rápida, que opera bajo el mando del consejero delegado Óscar García Maceiras (A Coruña, 1975), atraviesa una situación insostenible a largo plazo y ya despierta el desasosiego entre los inversores.
Mientras que las economías de los países europeos arrojan evidentes síntomas de debilidad, EEUU también amenaza recesión como consecuencia de las políticas fuertemente proteccionistas de la Administración Trump.
Un mercado, el americano, peculiarmente complicado en el que el despliegue de la cadena está siendo muy pausado, con el número de establecimientos estancado en torno a la centena. Al mismo tiempo que las cuentas de la propietaria de Zara, Bershka o Pull&Bear muestran una evolución de las ventas inferior a los dos dígitos.
Los inversores están inquietos tras conocer la reducción en la facturación, de 3 puntos y medio hasta el 4% en las primeras semanas del año fiscal; Inditex venía de cerrar el anterior ejercicio con un tímido balance del 7,5%. Las alertas están encendidas y, hoy más que nunca, la cadena depende de las necesarias políticas de contención de gastos y de su diversificación geográfica, en un panorama desalentador que no pondrá fácil la recuperación de la confianza perdida.