
La mítica modelo de los 60 Twiggy llega a la apertura del ‘9 festival Moritz Feed Dog’ el Festival de Cine de Moda de Barcelona
Pasó por Barcelona la legendaria Twiggy, icono de la década prodigiosa, para presentar el documental que le ha dedicado la actriz Sadie Frost. Leslie Lawson (Neasden, Londres, 1949) deseaba desde la infancia formar parte del mundo de la moda, pero creía que nunca la dejarían entrar en tan exclusivo club por ser bajita y tirando a canija. Se equivocaba, pues nada más ser descubierta, se convirtió en una estrella internacional, compitiendo en el Reino Unido con la más canónica Jean Shrimpton.
Su alias le venía de la palabra inglesa twig (ramita) y es como la llamaba su novio de juventud por tener las piernas como un par de palillos. Su triunfo fue, ciertamente, imprevisible y muy típico de los años 60, la década en que un excéntrico como Tiny Tim pudo disfrutar de sus quince minutos de fama como estrella de la canción, pese a su voz de pito y el instrumento elegido para comunicarse con el público, que no era la guitarra eléctrica, sino el ukelele.
Actualmente, basta con una imagen de Twiggy para verse transportado a aquel Londres de los años 60 con el que soñaba la protagonista de Last night in Soho, película fallida, pero con un estupendo punto de partida. Confieso que, si existiesen los viajes en el tiempo, el primero que emprendería sería hacia la ciudad de los Stones y los Kinks de hace más de seis décadas (que no me busquen por el antiguo Egipto o el Berlín de la república de Weimar, que dejaría para más adelante). Reconozco que soy un fetichista de los años 60, aunque la década me pillara a una corta edad, y que Twiggy es uno de mis iconos favoritos de esa época.
Cuando se hizo mayor, Twiggy grabó algunos discos, no precisamente memorables, y llegó a actuar en musicales de Broadway. Se casó dos veces (el primer marido falleció de un infarto), tuvo hijos y ha llegado a los 75 años convertida en una ancianita adorable que habla de su vida como si no se acabara de creer que todo lo que ha vivido ha llegado a pasarle realmente a ella.
Twiggy nunca habría podido triunfar en estos tiempos. Ni siquiera en los años 90 del pasado siglo, cuando se acuñó el término super model para describir a hembras espectaculares como Claudia Schiffer o Naomi Campbell, mucho más altas y curvilíneas que la pobre Twiggy. Su éxito es típico de los años 60, cuando en el free cinema la chica británica media era Rita Tushingham y en la música pop triunfaban grupos compuestos por tipos feísimos. Twiggy no podía competir con las chicas de James Bond, pero ni falta que le hacía: era una friki en una época en la que el frikismo cotizaba al alza y se valoraba muchísimo. Triunfar con el chasis de Cindy Crawford no tiene ningún mérito, pero haciéndolo siendo una canija resultona lo tiene en gran medida.
Espero que el documental de la señora Frost aterrice pronto en alguna plataforma de streaming: una nueva inmersión en los años 60 no me hará ningún daño.