Jorge Herralde, editor de Anagrama
La publicación del libro El odio, escrito por Luisgé Martín sobre las confesiones del parricida José Bretón, ha generado un importante debate sobre los límites éticos en la divulgación de crímenes tan atroces. A través de una investigación exhaustiva, Martín revela la confesión de Bretón sobre cómo asesinó a sus hijos Ruth y José, en Córdoba en 2011.
Sin embargo, el trabajo de investigación no puede obviar el dilema moral de darle protagonismo a un hombre que mató de forma plenamente consciente a sus dos hijos menores de edad.
La madre de las víctimas y exmujer de Bretón, Ruth Ortiz, ha expresado su malestar y ha solicitado la suspensión de la distribución del libro, alegando que vulnera los derechos de los niños y su honor.
El editor del libro, Jorge Herral, de la editorial Anagrama, tras la advertencia de la familia y la intervención de la Fiscalía de Menores de Barcelona, ha suspendido la distribución a la espera de asesoría legal.
Este retraso en la reacción pone en evidencia una falta de sensibilidad por parte de la editorial, que no consultó las posibles implicaciones éticas de la obra ni con los familiares de las víctimas ni con sus propios servicios jurídicos.
Anagrama, como referente en el mundo editorial, tiene la responsabilidad de balancear el derecho a la información con el respeto a las víctimas. Especialmente cuando son menores de edad. Aunque la verdad debe prevalecer, la forma en que se presenta es clave.
La publicación de este libro, por más relevante que sea su investigación, no puede convertirse en un espectáculo morboso que da visibilidad a un criminal.
Es fundamental que las editoriales reflexionen sobre las repercusiones sociales y éticas de sus decisiones. En este caso, la suspensión de la distribución es una medida acertada, pero el debate sobre el respeto a las víctimas y la ética en el periodismo y la literatura sigue abierto
