
El presidente de ERC, Oriol Junqueras, durante una rueda de prensa, en la sede de ERC, a 16 de mayo de 2024, en Barcelona
Oriol Junqueras, presidente de ERC, ha metido la pata. A 24 horas del inicio de la huelga de Renfe y en plena negociación con sindicatos para encauzarla, ha asegurado que el servicio de Rodalies es "tercermundista".
El político ha deslizado que Rodalies presta un servicio "indigno" a "trabajadores, estudiantes y pacientes" de la autonomía. Aunque es posible que tenga razón, no era el momento. Ni ha escogido el tono adecuado para quejarse.
Llamar "tercermundista" a un problema no ayuda a arreglarlo ni a encontrar soluciones con las partes implicadas. Hay otras maneras de describir el asunto con más educación y elegancia, algo que se le debería presuponer a un político de primera línea.
Las declaraciones han llegado en pleno congreso de ERC, un cónclave que debía ser "trascendental" para el partido y en el que se ha acabado hablando de trenes.
Con el agitado panorama político interno de Esquerra (rebeliones internas, encuestas a la baja e irrelevancia política), Junqueras haría bien en usar sus congresos para debatir sus propios problemas.