El presidente de Indra, Ángel Escribano / EP
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Desde su nombramiento como presidente de Indra, Ángel Escribano ha demostrado que ha llegado al cargo con los deberes hechos, con el temario muy estudiado y aprendido. No ha sido necesario el habitual periodo de adaptación ni los meses de transición para conocer la compañía. Él mismo ha dicho saber lo que es Indra desde hace 25 años. Su empresa, EM&E, ha apostado muy fuerte por la compañía, hasta convertirse en segundo accionista.
Nada de eso es fruto de la casualidad. Escribano diseñó en su cabeza una Indra capaz de involucrarse en un objetivo que va más allá de la estrategia de la empresa: nada menos que devolver a la otrora pujante industria española de Defensa el fuste del que gozó y que fue perdiendo con el paso del tiempo. A fuerza de que los diferentes gobiernos dejaran de apostar por ella.
El actual contexto del sector, con proyectos de desarrollo de sistemas que trascienden la capacidad inversora de los países y que requieren de una necesaria colaboración entre ellos, se ha combinado con el escenario geopolítico más complejo de las últimas décadas. Esa circunstancia ha llevado incluso a una Unión Europea que no se caracteriza por su agilidad a encender las alarmas y promover un plan de rearme que no puede esperar a mañana.
Lejos de quedar en segundo plano y esperar órdenes o consignas, Escribano se ha situado a la cabeza de la manifestación. Y lo ha hecho con luz y taquígrafos, nada menos que en la sede de la soberanía nacional, como es el Congreso de los Diputados. En el horizonte, recuperar el control de aquella Santa Bárbara, víctima de la citada desidia de los gobiernos para con la industria de Defensa, que fue a parar a manos estadounidenses. A la vista de lo manifestado por el consenso de la industria y de los acontecimientos, no parece a día de hoy el socio más fiable.
En este tipo de ocasiones se requiere ciencia (entendida como conocimiento), firmeza y decisión. Escribano ha dado la sensación de aunar los tres elementos. Un primer paso prometedor, que abre más que notables expectativas sobre la futura ejecución de los planes.
