Mingo Cebrián, portavoz de la cofradía Mascarada

Mingo Cebrián, portavoz de la cofradía Mascarada

Examen a los protagonistas

Mingo Cebrián

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Los carnavales de Terrassa presentan una larga tradición jalonada por sus ya muy célebres carteles. Desde la llegada de la democracia, han sido numerosas las ediciones de esta celebración que han venido marcadas por una creatividad original y peculiar pero, al mismo tiempo, transgresora.

Este 2025, los carnavales de Terrassa vuelven a estar en boca de todos por un cartel en el que aparece dibujado un obispo de espaldas, arrodillado y calzado con unos llamativos zapatos de tacón de color rojo. Como cabría esperar, no han sido pocas las voces críticas que han cargado contra este diseño mientras el responsable de la organización que se encarga del carnaval, Mingo Cebrián, celebra que el evento recupere el ruido que hacía algún tiempo que había perdido. 

No son tiempos en los que haya que despreciar conceptos como talento y creatividad, que son precisamente abundantes. Sin embargo, tampoco parece lo más adecuado forzar la situación en busca de una notoriedad mediática que, al parecer, se había perdido. 

Y menos aun, si eso pasa por herir sensibilidades en ámbitos tan íntimos y personales como son los de la espiritualidad y los sentimientos religiosos. A lo largo de los últimos años hay muestras y ejemplos de sobra de obras que han llamado la atención e, incluso, han despertado cierta polémica por su transgresión pero a las que no les ha hecho falta meterse en el terreno de la ofensa.

Las libertades artística y de expresión son valores que deben defenderse con ahínco. Pero, como en otros muchos casos, terminan donde empiezan las de otros. No se trata de censura sino de ese sentido común que apunta a las tradiciones como elementos vertebradores e integradores y no provocadores de división.