El cúmulo de despropósitos de David Mascort (ERC) al frente de la conselleria de Acción Climática de la Generalitat es preocupante. Su mala gestión va más allá de la grave crisis de la sequía en Cataluña, un problema anterior a su llegada, dado que el Govern catalán lleva muchos años no dedicándole la atención necesaria. Al mandatario de ERC le acaban de estallar ahora en las manos las protestas del sector agrario. Y tampoco en esta cuestión ha estado a la altura.
Mascort ha indignado a los payeses con las políticas de su departamento, que han derivado en protestas como las tractoradas y los cortes de carreteras y de autopistas de las últimas semanas. Pero, lejos de apagar el incendio, el conseller lo ha avivado echándole más gasolina. Primero, desatendiendo demandas del sector. Luego, dándole largas y un plantón a los agricultores cuando había quedado en reunirse con ellos. Y ahora, cuando la situación es ya insostenible, aceptando algunas de sus peticiones tarde y de mala manera. En especial, en el caso del cese del número dos de la Agència Catalana de l'Aigua (ACA).
Y es que la destitución de Jordi Molist también tiene su miga. Este directivo dejará el ACA tras 23 años ocupando cargos en la empresa pública de Cataluña. La Generalitat ha optado por sacrificar a Molist, actual responsable de Abastecimiento de la compañía, a cambio de mantener en el cargo a su superior, Samuel Reyes, y al consejero del ramo, David Mascort. Y eso a pesar de que la responsabilidad de ambos en todas estas cuestiones resulta flagrante.