Marcela Topor
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6.000 euros al mes por dirigir y presentar un programa semanal en inglés de una hora, que no ve casi nadie, y en un canal de audiencias muy escasas. Ese es el sueldo que gana cada año Marcela Topor gracias a su espacio en la Xarxa Àudiovisual Local (XAL), la televisión pública de la Diputación de Barcelona (gobernada por el PSC). Un cargo fuera de toda lógica, recompensado con un salario desorbitado, inusual tanto en el sector como en la cadena, y que se embolsa desde poco después de que su marido, Carles Puigdemont, se fugara de la justicia tras el golpe secesionista al Estado de octubre de 2017.
Topor se incorporó a la XAL en la primavera de 2018 cuando la cadena estaba en manos de Convergència, el expartido de su esposo. Y ahí sigue con su programa también después de que el PSC se hiciera con el poder en 2019 a través de un pacto con Junts per Catalunya. Algo que no parece que vaya a cambiar, pues su continuidad hasta final de esta temporada también está garantizada, según ha podido saberse estos últimos días.
Resulta incomprensible que en sólo seis años, Topor se haya embolsado alrededor de 400.000 euros en total por su colaboración en esta televisión pública. Unos emolumentos fuera del mercado, insólitos para el común de los trabajadores de prensa, y muy difícilmente justificables. Más aún, vistas sus ínfimas audiencias. Dicho de otra manera: ¿cualquier periodista, sin ser familiar de Puigdemont, cobraría eso por un programa semanal en inglés que casi nadie conoce ni ve? La respuesta parece obvia.