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Sigue el esperpento en torno a la figura del presidente (suspendido) de la Real Federación Española de Fútbol (RFEF), Luis Rubiales, por el beso que le dio a la futbolista Jenni Hermoso durante la celebración del Mundial femenino. Ahora es su madre, Ángeles Béjar, la que pide su cuota de protagonismo y ha iniciado una huelga de hambre ante la "cacería inhumana y sangrienta" que sufre su hijo a raíz de estos hechos. La gestión que está haciendo del caso la familia Rubiales no hace más que ensuciar el nombre del fútbol español.