Las elecciones generales confirmaron de nuevo el declive de ERC. La formación de Oriol Junqueras no levanta cabeza y su plan de "ampliar la base" captando voto urbano y metropolitano volvió a estrellarse con la realidad. Su manido discurso nacionalista e identitario, y sus políticas que bien poco tienen de izquierdas, ni ilusionan ni calan en el electorado, tal como evidencia el hecho de haber dejado de ser la fuerza más votada de Cataluña, tanto en los actuales comicios como en las pasadas municipales. Algo a lo que ahora se suma el abstencionismo del secesionismo más radical, que ERC tanto alentó en su día. Los resultados hablan por sí solos.
Eso sí, al locuaz Gabriel Rufián siempre le quedará el consuelo de celebrar como diputado en Madrid el décimo aniversario de su célebre promesa de 2015, cuando dijo que sólo estaría 18 meses en el Congreso. No parece que esta vez vaya a cumplirla tampoco.