La Assemblea Nacional Catalana (ANC), junto a Òmnium Cultural y otras entidades ultranacionalistas, insisten en su empeño de convertir la Diada en su fiesta particular. Aunque eso sí: cada vez con menos seguimiento y mayor grado de surrealismo.
Y es que la presentación de su movilización para el próximo 11 de septiembre fue un compendio de contradicciones que se prestan casi a chiste. Empezando por la elección del lema, un "Via fora!" con reminiscencias de la Edad Media en pleno siglo XXI. Y siguiendo por la interpelación a la Unión Europea para que atienda sus demandas sobre la "autodeterminación". No deja de tener su gracia: no sólo por el hecho de que Cataluña, obviamente, no es ninguna colonia, sino porque fue precisamente la propia ANC la que convocó en 2019 una concentración ante la sede de la Comisión Europea en Barcelona que derivó en su ocupación. Algo que no debió granjearle muchas simpatías en las instituciones comunitarias.
Tan surrealista como también el hecho de que la propia presidenta de la ANC, Dolors Feliu, que ayer insistía en sus peroratas sobre la "represión" que, según ella, sufre Cataluña, y sus quejas por el "colonialismo español", sea al mismo tiempo funcionaria del gabinete jurídico de la Consejería de Presidencia de la Generalitat, de la cual fue antes, por cierto, directora general de Derechos y Asuntos Constitucionales. Una "opresión", cuando menos, muy curiosa.