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La noticia de que la regata femenina y de jóvenes de la Copa América que se celebrará en Barcelona en 2024 cuelga de un hilo es una pésima novedad.
La organización debería arrimar el hombro con las administraciones para procurar que las pruebas femenina y de jóvenes, que buscan construir un trofeo más acorde a los nuevos tiempos, tengan patrocinadores garantizados.
Ahora no los tienen, y eso que todas las partes han anunciado las dos pruebas a bombo y platillo.