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La Guardia Urbana de Barcelona ha desalojado, por fin, al millar de personas que se concentran desde hace meses en los búnkeres del Carmel para beber y escuchar música. Algo que los vecinos de la zona han vivido como un tormento. Bien por la intervención, aunque se desconoce el motivo de su demora. Y, a juzgar por los testigos de la misma, la dispersión ha sido bastante caótica.